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Conociendo a Roger Federer...

 

 

Todos conocemos ampliamente y con todo lujo de detalles la carrera tenística de Roger Federer, sus grandes e innumerables logros, sus frustraciones y su maravilloso estilo de juego. ¿Pero conocemos a Roger Federer en persona? ¿Cuál es su verdadero carácter? ¿Lo que hay detrás de la leyenda del tenis? El doblista estadounidense Eric Butorac, que llegó a ser 17º del mundo en dobles y finalista en esa modalidad del Abierto de Australia 2014 desvela algunos detalles de la personalidad del suizo y su familia absolutamente imperdibles. Él quedó sorprendido y vosotros a buen seguro que también. Aquí van las 'mini' memorias del propio Butorac, recogidas por el portal Universal Tennis.

Uno de mis primeros torneos ATP fue en 2006 en Basilea, Suiza. Invité a mi entrenador, Ryan Dussault, a que hiciera todo el viaje, en menor medida porque era un importante evento para mí, pero en mayor medida porque era un gran oportunidad para nosotros de ver a Roger Federer jugar en vivo. Él estaba disfrutando de una de las mejores temporadas en la historia, habiendo ganado 3 de los 4 Grand Slams, solo perdiendo la final de Roland Garros ante Rafa Nadal.

Tras perder mi partido de segunda ronda, decidimos entrar en el partido de Roger ante David Ferrer. Cogíamos cena en el restaurante de jugadores y usábamos nuestros pases para entrar en la pista central. El único problema que había era que no teníamos butacas... y no era nada fácil conseguir un asiento para el partido por la noche de Federer. Un acomodador nos sugirió probar suerte en la zona de boxes reservados para los 'sponsors', ya que a veces no hay problemas en esa zona para sentarse.

Afortunadamente, el acomodador estaba en lo cierto. Tras el cambio del 2-1, nos movimos hasta un box de seis personas en el que quedaban dos sitios libres. A las otras cuatro personas no pareció importarles nuestro interés en coger sitio para ver el partido. Es más, la mujer más mayor que estaba sentado al lado mío fue extremadamente acogedora, lanzándome preguntas sobre mi propia carrera tenística. Por ejemplo, ¿de dónde venía? ¿Qué raqueta usaba? ¿Cuál era mi 'ránking'?

Después de 3 ó 4 juegos de preguntas, estaba ya listo para centrarme en ver jugar a Roger. Pero desde que estaba en el box, educadamente trataba de seguir la conversación y pensé que debía corresponder con la cortesía con la que fui recibido.

Yo: "Así que, su empresa es 'sponsor' del torneo?

Mujer mayor: "¿Sponsor? No no, este no es un box de sponsor. Es un box privado".

Yo: "... ¿box privado?

Mujer mayor: "Sí, porque... Yo soy la madre de Roger. Y este es su padre, su hermana y su agente."

Para muchísima gente, verse en esta situación habría sido un sueño hecho realidad. Para mí, estaba siendo mortificante. En ese punto de mi carrera, me sentía incómodo incluso simplemente participando en el torneo, no digamos sentándome por error al lado de la familia de Roger Federer al completo en su box privado y en el torneo de su ciudad natal.

"¿Escuchaste eso, 'coach'? Murmuré a Ryan, que estaba sentado a mi derecha. "Algo de Roger", trató de decir Ryan.

Las preguntas continuaron mientras animábamos discretamente así como el resto de la familia. "¿Conoces a Roger? ¿Sois buenos amigos? Su madre no podía ser más amistosa; su padre tampoco. No me podía imaginar ninguna familia de un jugador de élite tan amable y acogedora con dos fans al azar como esa. Ni tampoco a ellos queriendo saber tanto sobre la carrera de otro tenista durante el partido de su hijo. Sentía que había sido testigo de la victoria en dos sets de Federer más larga que se había visto. Tras esto, temía tanto dirigirme hacia Fed en la sala de jugadores que Ryan y yo fuimos directos a coger el transporte e irnos en el primer coche hasta el hotel.

Casi dos años después en el US Open, yo estaba guardando todas mis cosas en el vestuario justo después de perder en las semifinales del torneo de dobles. José Higueras, entrenador de Federer por aquel entonces, me dio en el hombro y me preguntó si me iba ya de la ciudad. Le expliqué que había perdido y que me iba a dirigir a Boston aquella noche. Él dijo, "Ok, que lástima, estaba buscando un zurdo para practicar con Roger mañana". Solté mi bolsa dejándola en el vestuario y le comenté, "¿te dije hoy? Perdón, quise decir que me iba mañana".

A lo largo de la última década, he tenido el placer de hecho de poder hacerme amigo de Roger, lo que es en parte por la amabilidad con la que trata a cada jugador con el que se encuentra. Le he visto decicando más tiempo y esfuerzo del requerido a los sponsors y a los fans, y le he visto también manejando incluso las más intrusivas y molestas preguntas con una impasible sutileza. Alguno puede pensar que el se comporta así solo en público, pero es que él es simplemente así. Una vez, le ví sosteniendo una conversación con mi madre, quien tras conocer a Roger por primera vez se quedó absolutamente sin habla. No estoy seguro de para quien era más dolorosa la conversación, si para él o para mí, pero me atrevó a decir que para mí porque el parecía completamente relajado.

Actuando como su Vicepresidente dentro del Consejo de jugadores de la ATP, yo he sido testigo de primera mano no solo de su compromiso a la hora de atnder encuentros de 4 horas muchas veces la noche anterior al comienzo de los Grand Slams, sino también como cogía el rol de negociador a la hora de reclamar más dinero para los tenistas en los 'grandes'. Una vez que eso se consiguió Roger se aseguró de que los aumentos fueran a parar a los jugadores con peor 'ránking' y que necesitaban más el aporte económico extra.

A lo largo de mi carrera me han preguntado innumerables veces si Roger es tan agradable como parece ser.

Por mi experiencia, él es incluso más agradable todavía. Y yo sé de donde le viene.