Nunca es tarde para hacer historia. En el caso de Venus Williams, para seguir escribiéndola. La estadounidense de 36 años remontó a CoCo Vandeweghe en la primera semifinal del Open de Australia (6-7, 6-2, 6-3) para acceder a su tercera final en Melbourne, catorce años después de la segunda. Un resultado que demuestra una vez más que la edad es simplemente un número y nada más. La mayor de las Williams luchará por el título tras perder un solo set en su camino y, lo mejor de todo, podría ser ante su propia hermana.
Eran once años de diferencia que significaban más que una simple distancia generacional. Era el choque entre la niña que soñaba con dedicarse al tenis y la leyenda convertida en referente de las más pequeñas. Así lo contaba Vandeweghe hace unos días la anécdota de cómo pidió su primer autógrafo a Venus siendo una cría. Hoy en la pista ya no había tiempo para gestos amables, al menos hasta el saludo en la cinta. Por no haber, no hubo ni intercambio de miradas a la hora de salir del vestuario. Había mucho en juego, tanto para la más veterana como para la más inexperta: cero bromas.
Empezaron, por tanto, perdiéndose todo el respeto, traducido al lenguaje del resultado, rompiéndose ambos servicios. Era el saque una de las grandes armas del encuentro, por ello que ya nunca se volvería a ver un break en toda la primera manga. Ni si quiera la oportunidad de quiebre. En este plan, solo un desempate podía desajustar tal equilibrio, así lo pactaron. Era la primera situación de tensión del partido y allí esperaba el gran público que la experiencia fuese algo más que un grado. Pero no, todo lo contrario, porque fue CoCo la que se apuntó con un sólido 7-3 aquella muerte súbita para marcharse al banco con un parcial ya a su favor.
Era el primer set que cedía la mayor de las Williams en todo el torneo. Esto, tratándose de semifinales y de una mujer de 36 años, resulta una estadística escandalosa. Tenía que llegar, aunque lo que no se fue fueron los ganas y la ilusión de la americana. Con unos datos mucho más firmes desde el servicio y aprovechando un descenso de rendimiento en su rival, Venus aceleró por el carril izquierdo para colocar un rápido 6-2 que mandaba el pulso al tercer asalto. No le dio tiempo a Vandeweghe a asimilar lo acontecido en el primer acto y, quizá, ahora ya era demasiado tarde para recuperar la tendencia.
Pudo ser un tercer set con borrón y cuenta nueva, con las dos tenistas de nuevo metidas y con ganas de competir, hasta que Venus decidió poner ‘aces’ de por medio. Ya en el primer juego le robó el servicio a su oponente, para luego confirmarlo con su saque y situarse 2-0. Sí, era la mayor de las Williams con 36 años peleando con la gran revelación del torneo, de tan solo 25. No era un día para fijarse en este tipo de datos y sí para emocionarse con la vigencia de una mujer que firmó su primera final de Grand Slam en 1997 y que, estando en 2017, todavía sigue sumando. Todavía le dio tiempo para apuntar un nuevo break (6-3) y acelerar hasta la última ronda del Open de Australia catorce temporadas después. La temporada ha empezado con sorpresas, pero si son como éstas, siempre son bienvenidas.
Fuente: http://www.puntodebreak.com/2017/01/26/venus-remonta-planta-final