Guste más o guste menos, el regreso de Maria Sharapova al tenis profesional ser convertirá dentro de una semana en uno de los acontecimientos del mundo del deporte. La rusa vuelve después de cumplir una sanción de 15 meses por dopaje y tras un periodo de adaptación físico y mental muy costoso de asimilar. Ella misma lo explica en esta entrevista con Le Parisien donde ofrece su punto de vista sobre todos los temas polémicos que le han rodeado en la etapa más crítica de su carrera profesional.

“Es fantástico tener un nuevo propósito relacionado con la competición, mi entorno. Durante el último año el único objetivo que me puse fue el de seguir fuerte físicamente, para que esto me hiciera fuerte también en lo mental. Nunca me ha gustado mucho el gimnasio, antes de mi suspensión apenas completaba cinco minutos de ejercicios previo al partido”. Así arranca una charla de casi ocho páginas del diario francés con la ex número 1 del mundo.

Fueron 15 meses muy largos, con riesgo incluso de tirar la toalla. “Si le hubiera dado muchas vueltas habría sido mucho más frustrante, querría haberme ido a casa. Tenía que trabajar mi cerebro, volví a la escuela de verano, he completado algunos stages con Nike, he ido a ver la NBA y he trabajado en una agencia de publicidad en Londres. Así me aseguraba estar activa y no perder el tono físico. Cada mañana le enviaba una foto a mi preparador”, explica la de 29 años.

No pudimos verla en la pista pero sí en las redes, donde Masha se mantuvo muy activa. “No tengo nada que ocultar, yo sigo siendo la misma, defendiendo los mismos principios. Lo que ha cambiado es mi imagen en cuanto a lo que represento a las personas. Mucha gente me ha dicho que he sido muy valiente y que estaban ansiosos por verme de nuevo en la pista”. Aunque claro, tanto tiempo sin jugar le llevó a imaginar cómo sería su vida sin lo que más amaba.

“A veces me asusta una vida sin tenis. Es algo en lo que me ejercité desde que era niña y que se me privó de repente. Ya en la cirugía que tuve en 2008 fue muy duro, mi carrera incluso se vio amenazada, temí que se terminara para siempre. Pero seguí y así fui construyendo una gran fuerza anterior para los momentos difíciles. Esta situación me ha ayudado a entender que mi vida va mucho más allá del mundo del tenis”.

Dentro de los momentos de crisis, la de Niagan resalta como uno de los más dramáticos ese en el que le comunican el tiempo de sanción. “He tenido muchos altibajos, seguro. Durante los primeros seis meses sentía que estaba continuamente rodeada de abogados, era difícil vivir así, me faltaba paciencia y no controlaba nada. Lo único que pensaba era cuándo podría jugar de nuevo. Luché para obtener una respuesta cuanto antes hasta que me dijeron que, como mínimo, estaría un año fuera. Tuve problemas para aceptarlo”, confiesa con tristeza.

Y tras la sanción, la voracidad de la prensa. “Me enfrenté a los medios de comunicación muchas veces en mi vida, desde muy joven. Lo tomo ya como una costumbre, aunque mi primera reacción fue la de protegerme. Intenté respetar a todo el que me juzgaba o criticaba, sabía que tarde o temprano pasarían esos momentos. Se escribieron muchos titulares, la gente hablaba de ellos, mi vida estaba en boca de todos. Al final entendí que mis acciones valían más que cualquier palabra”, manifiesta la campeona de cinco Grand Slams.

Las críticas llovieron de todos lados, algunas intentaban destruir hasta sus logros del pasado. “¿Desacreditar toda mi carrera? Eso es estúpido, es ridículo de verdad. No se ajusta a los hechos que se presentaron. Pero si les ayuda a sentirse mejor... no creo que les haga cambiar de opinión, así que tampoco voy a perder el tiempo”, resuelve Maria, quien tampoco afloja el ritmo hablando de la ‘política de amigos’ que se lleva dentro del vestuario femenino.

“Es una cuestión de honestidad. Yo ya tengo bastantes amigos en la vida, el juego va del torneo a la oficina. Mi objetivo es ser profesional, hacer mi trabajo y hacerme respetar. Aquí no entra que deba hablar con las otras chicas sobre su nuevo coche, su día de compras o su nuevo novio. Todo eso ya lo hablo con mis amigos. Cuando doy una entrevista siempre me muestro real, es lo mejor que puedo hacer”.

“Pase lo que pase me voy a ganar mi regreso, sin ayudas, desde la parte baja de la clasificación”, advierte la rusa, cansada de que la gente piense que se lo están poniendo todo en bandeja. “En Stuttgart se han portado muy bien conmigo porque estoy bajo el contrato de Porsche y es el patrocinador principal, pero en Madrid y Roma ya tienen los mejores jugadores del mundo, ya lo hacen muy bien sin mi presencia. Si me han invitado es porque me conocen y me respetan”, asegura.

¿Y en Roland Garros? El segundo Grand Slam del año todavía no se pronunció sobre si contara con Sharapova o la dejara fuera de escena. “Entiendo que ahora hay un nuevo presidente de la Federación Francesa de tenis y que yo cometí un grave error, pero ya fui suspendida por ello. Cumplí mi sentencia, ¿por qué insistir en esto? ¿Por qué seguir castigándome? No veo ninguna razón para ello”, asevera la subcampeona olímpica, quien después de lo ocurrido con su nutricionista ya ha aprendido la lección.

“Ahora tengo un médico a tiempo completo, alguien que se encarga de seguir todas mis heridas, mis resonancias magnéticas, análisis de sangre y mis controles antidopaje. Mi mayor error fue el intercambio de un médico con un nutricionista, es de risa si lo piensas”, declara.

“Cuando has sido una campeona, el hecho de volver pasa a ser tu único objetivo. Será difícil porque fue una larga ausencia. Yo misma me voy a poner en peligro jugando los torneos de Stuttgart, Madrid y Roma de manera consecutiva pero todavía mantengo esa sensación de ser una artista. Soy una artista y este es mi escenario: caminar por los vestuarios, abrirse el telón y listo, solo estoy yo para competir con otra persona. Eso me encanta y es en lo único que pienso. Lo que siento cuando juego al tenis es el deseo por mejorar, de volver a ganar, eso es lo que hace que todavía siga aquí”, concluye.

Fuente: http://www.puntodebreak.com/2017/04/16/maria-sharapova-no-ocultar-sigo