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Roger Federer: “El 10 de mayo decidiré si juego Roland Garros”

 

Cuando las cosas van bien y llega el éxito, la valentía competitiva cobra la misma importancia que la prudencia. Gestionar bien esos momentos para no volver a atrás, esto es lo que debe estar pensando un Roger Federer que, a día de hoy, todavía no sabe si pisará la tierra batida esta temporada o habrá que esperar a 2018 para verle deslizarse sobre polvo de ladrillo. El suizo concedió una nueva entrevista donde habla del asunto, además de recordar todo lo bueno que le ha pasado en este inicio de año después de una de las épocas más complicadas de su carrera.

Hacía once años que Roger no lograba el triplete de Australia, Indian Wells y Miami, un levantamiento que ha llevado a muchas personas a tomarlo como un ejemplo de superación y fortaleza. “Probablemente sí. Tengo la sensación de que muchas personas se han podido identificar con lo que hice. Si siempre ganas, todo va bien, pero es algo irreal. Para muchos es difícil de entender pero te vas triste a la cama, aunque al día siguiente tienes otra oportunidad. Quizá una no tan buena, pero si trabajas duro con el tiempo acaba volviendo, ya sea un día más tarde o después de unos años. Cada vez que vuelvo a casa mi gente me lo recuerda”, asiente el número 4 del mundo.

“He pasado momentos malos. Cuando tuve que pasar por quirófano en 2016 no sabía de qué manera iba a despertar, estaba triste y dudaba sobre si realmente volvería a estar bien de nuevo. Pero nada más volví a la gira mi pierna se recuperó de inmediato. Pero entré en una mala racha, no confiaba en mi cuerpo, hacía lo que quería y yo solo pensaba en llegar bien a Wimbledon, la gran meta. Me di cuenta de que ya no era tan explosivo porque no podía entrenar bien, sentí que no podía ganar. Sin embargo probé, sabiendo que no era suficiente. Para un atleta de alto rendimiento es imposible si no estás al 100%”, rememora el helvético sobre los primeros seis meses del año 2016.

Un cambio tan radical, de la duda a la máxima superioridad, no pasa inadvertido para nadie, incluso a Roger le sorprendió. “Me ha sorprendido todo, lo primero la recuperación de mi cuerpo, porque la mente nunca la perdí. Desde Australia he encontrado un gran equilibrio, con mucha calma y confianza durante los partidos, quizá porque simplemente era feliz, muy feliz de estar de vuelta a las pistas. Feliz de que no iba a tener que operarme una segunda vez de la rodilla”, valora el campeón de 91 títulos ATP.

“Sabía que con mi triunfo en Melbourne haría feliz a mucha gente pero no a tanta gente. No hasta este punto. Los regresos siempre suelen ser muy emotivos y no ha sido diferente conmigo. El otro día miré los últimos 20 minutos de la final porque un amigo mío me envió la secuencia. Se me puso la piel de gallina”, confiesa con sonrisa.

Son este tipo de cosas y muchas otras del pasado las que han vestido a Federer como un noble caballero, majestuoso, impecable, alguien con una imagen que roza la perfección. “No es una carga, pero a veces la imagen se distorsiona. Todos piensan eso porque tengo éxito y todo lo que me rodea es maravilloso, pero también tengo mis caprichos. Soy jugador de tenis y a la vez padre de familia, continuamente trabajo para mejorar en ambas facetas. Mi imagen ha tomado una dimensión que ya no puedo luchar contra ella; afortunadamente, tengo acceso a numerosas entrevistas para mostrar mi ‘yo’ normal. Así la gente dirá, “este no es el señor perfecto que pensábamos, es alguien totalmente normal”, indica el de Basilea.


Pero ni siquiera en un momento tan dulce se libra el suizo de hablar sobre la retirada. “No creo que las victorias o las derrotas vayan a marcar el día de mi retirada, eso es algo más de la cabeza y el cuerpo. Mi objetivo ahora mismo no es volver a la cima. Juego para ser feliz, porque me provoca alegría, mi familia está contenta y mi equipo también. Así son las cosas, aunque suene cursi”.

Por último, la gran duda. ¿Jugará o no Roland Garros? "Supongo que voy a tomar una decisión después de toda esta preparación. Alrededor del 10 de mayo. Cuando hayamos terminado con el trabajo en Dubai, nos volveremos a sentar con mi equipo y veremos si cambiar a la arcilla o no. Veré cómo me siento, si pasó algo en el medio, ya sea en lo físico o en lo mental. De momento jugaré Roland Garros y si no lo hago, la pausa no sería de siete semanas, sino de diez. Hay que pensarlo bien, pero jugar por jugar ya no lo hago más, porque así no sucede ningún milagro. Debo estar realmente bien preparado y desearlo realmente”, concluye.

Fuente: http://www.puntodebreak.com/2017/04/16/roger-federer-10-mayo-decidire-juego-roland-garros