Que Tiger Woods esté de regreso en el campo de golf es una gran cosa.
Nunca ha habido duda al respecto, excepto por un despistado que caminaba hacia la zona de golpe de salida del primer hoyo en Congressional y, al notar poca gente en la galería en la primera aparición de Woods en tres meses, dijo sarcásticamente: "Tiger realmente llena el lugar".
Esto fue antes de darse cuenta, algún tiempo después, que Woods estaba iniciando su ronda en el hoyo 10.
Los aficionados se alinearon agolpados a lo largo de todo el borde izquierdo del hoyo de 221 yardas y alrededor del green a las 8 a.m. del jueves, con cientos más observando desde el patio y la galería de muchas gradas de la casa club del Congressional. Woods siempre ha sido un golfista a quien hay que mirar.
Pero... ¿qué vinieron a ver los aficionados?
Parece que Woods ha recuperado su salud. Dijo después de su corta estancia en el Congressional que no sintió dolor, nada de punzadas ni preocupación respecto a la cirugía de espalda que le realizaron el 31 de marzo. Eso le permitió utilizar la palabra "alentado" después de no pasar el corte por cuatro golpes.
¿Qué esperaban ver?
Porque hasta que Woods recupere su juego, la emoción por su regreso girará más alrededor de su incomparable pasado que de su potencial futuro.
Seamos realistas: Woods tiene 38 años y no se volverá más joven. Ahora tiene más cirugías (cinco) que chaquetas verdes (cuatro). Y en cuanto a todo lo que se dice respecto a que su swing es ligeramente más corto o sobre cualquier otro aspecto técnico de su juego, lo que no se puede pasar por alto es que ya no acierta tantos putts como lo hizo alguna vez. Nadie lo puede hacer por siempre.
Y más peculiar fue la referencia a que el torneo Quicken Loans National era una tarea de rehabilitación.
Quizá ese haya sido el caso, pero no fue siempre así. Cuando él era más joven, y estaba más saludable, Woods podía regresar de una ausencia larga y jugar como si nunca se hubiera ido. Estuvo inactivo dos meses después de su primera cirugía de rodilla como profesional y ganó su primer torneo de regreso por cuatro golpes.
Pudo practicar más en aquel tiempo, y eso no debería ser pasado por alto. Woods no dijo exactamente cuánto tiempo estuvo practicando antes de llegar al Congressional, excepto que trabajó gradualmente aumentando 10 yardas cada día o dos hasta golpear con los drivers "hace un par de semanas".
Fue inusual escuchar a Woods decir cuando anunció su regreso que estaría fuera de juego, y luego oírle decir cuando llegó al Congressional que, aunque ganar sigue siendo el objetivo, seguramente iba a ser más difícil.
Sus expectativas claramente eran más bajas que nunca, y quizá las nuestras también deberían serlo. Eso simplemente va contra la forma en que él enfrenta el juego y su vida entera.
Woods jugó sin dolor, y eso debería contar de alguna manera. Fue el primer paso en el camino de regreso, sin embargo ese camino es largo, y sería absurdo permitir que un torneo sea la medida de su temporada, aunque resulte que ésta sea corta.
Woods tiene tres torneos --el Abierto Británico, el Bridgestone Invitational y el Campeonato PGA-- para clasificarse a los Playoffs de la Copa FedEx. De otra manera estaría más de un mes inactivo. Y eso podría incluir a la Copa Ryder.
Tom Watson, capitán del equipo de Estados Unidos, lo quiere en el conjunto, aunque el martes hizo una advertencia.
"Lo quiero en el equipo de la Copa Ryder si está saludable y jugando bien", dijo Watson.
Pero... ¿qué ocurre si está jugando como cualquier otro?
Fuente: espndeportes.com