BRISBANE -- La leyenda, cada vez más grande. El mito crece día a día, semana a semana. Triunfo a triunfo. Roger Federer escribió una vez más su nombre en el libro de las enormes historias. El suizo venció a Milos Raonic en la final del ATP de Brisbane y sumó su triunfo N°1000 en el circuito. El tercero en entrar al selecto grupo. Un plus: es el primer hombre en ganar al menos un título durante 15 años consecutivos.
Y el encuentro, para no ser menos, tuvo expectativa hasta el último momento. Federer se terminó imponiendo por 6-4, 6-7 (2) y 6-4, en dos horas y 13 minutos de acción. Título N°83, en su 125ª final, para el N°2 del mundo, quien, con 33 años, empieza a meter una interesante presión a Novak Djokovic en la caza de la cima del ranking ATP.
El inicio del partido, en manos de Federer. Con el envión por su gran victoria ante Grigor Dimitroven semis, el suizo consiguió rápidamente romper la resistencia de Raonic. En el tercer game se quedó con el servicio del canadiense, algo que éste apenas sufrido en una ocasión durante toda la semana. Con solidez y sin dar lugar a la reacción, el N°2 del mundo se adueñó del primer set por 6-4, en 31 minutos.
La historia pareció ser cosa juzgada no bien arrancó el segundo parcial. En el game inicial, otra rotura -tras una doble falta- por parte de Federer, que confirmó y se puso 2-0. ¿Sentencia? Lejos. Justamente eso sirvió como un llamado de atención para Raonic, que empezó a estar más activo con sus movimientos y arrancó a hacer mucho daño con la derecha.
Raonic recuperó el break enseguida y se plantó como una seria amenaza. Llevó el juego hasta el desempate y ahí, tras estar 0-2, ganó siete puntos seguidos para forzar un tercero.
Claros síntomas de cansancio en ambos. Algunas imprecisiones y muchos problemas con el saque. Federer estuvo al límite en el primero y en el quinto game, con cinco oportunidades de quiebre; y Raonic también supo levantar cuatro ocasiones en jaque. Momento de tensión: 3-3. El determinante séptimo juego. Y los sacadores volvieron a copar la escena para alejar el peligro.
Sin embargo, Federer supo manejar los nervios -suyos y de Raonic- en un instante clave. Con la ventaja de 5-4 y con el canadiense al servicio, apretó. Ofensivo en los primeros puntos dejó al N°8 del mundo sumergido en un mar de dudas, que terminó reflejándose en una doble falta que desembocó en el match point. Y no perdonó. El suizo lo cerró con autoridad, título N°83 y triunfo N°1000. Pura historia.
Fuente: espndeportes.com