MELBOURNE -- Roger Federer llegaba a Australia con la renovada ilusión del Grand Slam N°18 y, mientras la matemática ayudara, la ilusión de desbancar del N°1 del mundo a Novak Djokovic. Pero este viernes llegó un duro golpe: caída en tercera ronda a manos de Andreas Seppi, por 6-4, 7-6 (5), 4-6 y 7-6 (5). En conferencia, el suizo marcó alguna incomodidad previa, aunque al mismo tiempo se encargó de restarle importancia.
"Simplemente fue un mal día. Me hubiera gustado haber hecho un mejor partido, pero claramente se hizo complicado después de perder los primeros dos sets. Tuve chances, pero no pude aprovecharlas. Sabía lo importante que era el tiebreak del segundo set y perderlo fue doloroso", explicó Federer.
"No me sentí demasiado bien en cancha -agregó-. Por momentos jugué más pasivamente y no es mi estilo. ¿Qué me falló? Un poco de todo. Ni el saque ni la derecha ni el revés estuvieron a la altura. Fue un partido difícil, pero no todo fue negativo. Solo siento como si hubiera ganado los puntos equivocados. Cuando más importaba terminé sin nada".
Federer no habló de problemas físicos puntuales, ni siquiera de fatiga acumulada. Mencionó "falta de ritmo" y comentó que ya lo había sentido en las últimas prácticas. Aunque aclaró: "No es raro que me sienta así y después juegue un buen partido. O a veces, lo contrario. Pero esta vez sabía que se me podía complicar y no me equivoqué".
"No es algo que me haya dejado shockeado ni nada parecido. Son sensaciones que han estado conmigo por 15 años. Una de esas cosas que uno después mira hacia atrás y piensa: 'La verdad, no me sentí muy bien aquel partido'. Pero cuando ganas ni siquiera lo cuestionas", enmarcó. Y redondeó: "Siento que si aún estuviera en el torneo, tendría chances de llegar bien lejos. Lo dije antes y lo sigo creyendo, realmente. Pero los márgenes son muy chicos y a veces estas cosas ocurren".
Fuente: espndeportes.com