Cuando Sergio García aseguró, tras concluir su primera ronda, que los 'greenes' de Chambers Bay eran impropios del US Open y que sólo la falta de agallas impedía al resto de jugadores decir lo mismo que él, muchos fueron los que le criticaron. Los días, sin embargo, le han dado la razón. En las últimas horas numerosos jugadores y analistas se han manifestado en la misma dirección. El sueco Henrik Stenson ha dicho que patear en Chambers Bay es como intentar hacerlo "sobre un brócoli o sobre la superficie de la luna" y que en algunas ocasiones es preferible estar en un búnker que en un 'green'. Justin Rose, ganador del torneo en 2013, ha asegurado que patear en esa superficie es "como jugar al bingo, pero al aire libre".
Son muchos más los expertos y analistas que, saltándose la corrección política que suele imperar en Estados Unidos, han criticado la elección de este campo y la manera de plantearlo de la Asociación de Golfistas de Estados Unidos (USGA), responsable del torneo. Las palabras más siginificativas las ha pronunciado Gary Player, ganador de nueve 'majors' a lo largo de su carrera y que estos días celebra el 50 aniversario de su único US Open. "Es el torneo más desagradable que he visto en mi vida. El hombre que diseñó este campo debía tener una pierna más larga que la otra. No puede ser que un tipo falle un 'green' por una yarda y vea como la bola se le marcha a 50 yardas de distancia", aseguró en una entrevista con la cadena de televisión NBA.
Es imposible jugar estos campos
Player fue especialmente crítico con los desniveles y la irregularidad de los 'greenes'. "En Augusta hay desniveles y ondulaciones, pero es un campo que se puede jugar. Este no lo es. Es increíble ver a profesionales tener que tirar seis metros a la derecha para embocar un 'putt' de cinco metros. Los jugadores que han fallado el corte se han ido contentos de aquí, creo que eso nunca ha sucedido", protestó.
El veterano ex golfista, de 79 años, cree que Chambers Bay ha estropeado el espectáculo que se esperaba del US Open, pero teme sobre todo por las consecuencias que la proliferación de este tipo de campos pueda tener de cara a la promoción del golf entre los aficionados. "Este es un campo público, es donde tratamos de fomentar que la gente juegue y se aficione. Es una tragedia. Tenemos que hacer que el golf sea ágil y rápido. No queremos que un hombre venga a jugar a una ronda y cuando consiga terminar su mujer lleve una semana sin verlo. ¿Sabe cuántos divorcios puede provocar un campo así? Nos estamos equivocando. Estamos haciendo los campos más largos y más caros y la gente, los aficionados, se están riendo. El golf profesional nunca ha estado mejor, pero el amateur está agonizando", manifestó.
Dan Jenkins, el más veterano y ácido periodista estadounidense de golf, contestó a las palabras de Stenson con el siguiente tuit: “Los ‘greenes’ empiezan siendo berenjena, luego mutan a espinacas y, por último, a brócoli”. Unos minutos más tarde, en un registro más serio, se preguntaba si podía ser bueno para un torneo como el US Open que la suerte fuera a tener un peso tan decisivo a la hora de determinar al campeón. Esa es la pregunta que se hacen muchos analistas estos días.