Donald Trump demanda a los vecinos del Doral Golf Resort
Donald Trump está demandando a algunos de sus vecinos por $15,000 cada uno
Argumenta que su seto vivo ha sido cortado o dañado reiteradamente
El representante de trump asegura que esta es una decisión a la que acudieron cuando no quedó más remedio
Durante décadas, los residentes que vivieron cerca del centro de golf en Doral disfrutaron un tipo especial de tranquilidad, con sus patios que miraban a colinas verdes, dunas de arena y pequeños estanques.
Las cosas han cambiado desde que Donald Trump llegó a la ciudad.
Después de que la Organización Trump comprara la propiedad en el 2012, lanzó una enorme renovación por $200 millones, incluyendo nuevos jardines. Nuevos setos de arecas, buttonwood (mangle prieto o botoncillo) y palmas cola de pescado, crearon un ambiente más sereno para los golfistas – algo que se verá durante el Campeonato WGC-Cadillac de esta semana.
Pero las mejoras también bloquearon la vista del terreno de golf para muchos residentes del Doral.
Los enojados propietarios –que pagaron dinero extra para comprar una casa con vista a un campo de golf–lucharon contra ello de varias formas. Algunos enviaron cartas airadas al Ayuntamiento. Otros tomaron el asunto en sus propias manos… literalmente.
Una y otra vez, los nuevos árboles de Trump han sido misteriosamente cortados o radicalmente podados. La Organización Trump dice que llamadas a la policía no han podido reducir las intrusiones no autorizadas, y una carta de diciembre de la ciudad a los residentes (alertando contra cualquier acto de vandalismo/delito criminal) tampoco detuvo el problema.
En días recientes, mientras la campaña presidencial de Donald Trump disfrutaba de un gran éxito, la relación de su compañía con los vecinos de Doral se hundió más. El mes pasado, la compañía de Trump presentó demandas contra ocho residentes por supuesto daño a los árboles –con cada una de ellas buscando más de $15,000 en daños.
Es una guerra donde los residentes parecen ser seriamente superados. Trump está representado por la firma legal del ex fiscal federal Kendall Coffey. La residente Nancy Domínguez intenta defenderse a sí misma en la corte, sin consejero legal.
“No soy multimillonaria, solo una trabajadora” dijo Domínguez, quien niega haber dañado los árboles de Trump. Domínguez calificó la demanda de “muy estresante”.
Ed Russo, quien trabaja para Trump como “experto ambiental” en el campo de golf, dijo que la compañía sólo acude a la litigación como último recurso, después de que los residentes mantuvieran su intrusión en la propiedad de los campos de golf y cortaran la vegetación.
“Si hay una mejor forma de hacer esto, nos gustaría saberlo”, dijo Russo. “No somos el abusador. No vamos a su propiedad y hacemos algo. No los demandamos por algo que no han hecho. No queremos demandarlos. Simplemente queremos que dejen de hacerlo”.
El campo de golf estaba en bancarrota cuando Trump lo compró en el 2012 por $150 millones –una ganga que Forbes.com calificó de “algo increíble”. Años de abandono habían dejado el centro turístico en estado lamentable, y la organización Trump dice que invirtió $200 millones para renovar la propiedad.
Los jardines adicionales bloqueaban a propósito ciertas casas que la Organización Trump consideraba antiestéticas.
“Hay casas a lo largo de las calles del campo que necesitan grandes reparaciones”, dijo Ed Russo. “Y hay comportamientos de personas en los patios que son inconsistentes con un grupo de clase mundial de campos de golf, como intenta crear Donald Trump”.
Russo dijo que estos comportamientos pueden incluir el que los residentes pongan la música muy alta, usar atuendos inapropiados o consumir mucho alcohol.
Pero por por mucho tiempo el residente de Doral, Morgan Levy, –quien no se encuentra entre los demandados– ha dicho que Donald Trump creó una muro de árboles por una simple razón: porque podía.
Fuente: http://www.elnuevoherald.com/noticias/sur-de-la-florida/article63730107.html