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El tenis es un deporte de robots

 

Los tenistas más importantes del mundo, presentes en Madrid, reconocen que añoran el estilo del pasado

En el tenis choca el pasado con el presente, siempre a vueltas con la evolución de un deporte que tiene todavía mucho de los inicios en blanco y negro. Se debate sobre la modernización del espectáculo y las necesidades del siglo XXI, adaptada ya la tecnología del ojo de halcón a la mayoría de los torneos pese a lo costoso que resultó en su momento, pero cuesta arrancar.

«Un cambio en el tenis cuesta un mundo», explica Feliciano López en la Caja Mágica, el único que ha disputado las quince ediciones del Mutua Madrid Open y que ayer presentó su biografía interactiva. Pero, ¿y el juego? ¿Hacia donde va el deporte de la raqueta? ¿Qué se enseña en las escuelas para que todos los jóvenes repitan el mismo patrón y antepongan la potencia a la táctica y a la inteligencia?

«Son como robots»

 

Para abrir el debate, la voz del pionero, una leyenda que se exhibió con raqueta de madera y que ahora es el director del Mutua Madrid Open. Habla Manolo Santana y el resto escucha. «El tenis ha evolucionado muchísimo, se juega totalmente distinto. No tiene nada que ver», relata a ABC. «Me gustaba mucho más el juego de mi época. Ahora lo veo desde fuera y van a una velocidad increíble», cuenta Santana.

Hay, en cierto modo, nostalgia por lo que fue y los más veteranos del circuito lamentan lo que se ve ahora en las pistas. Salen jugadores interesantes, muy altos y muy grandes, pero cortados casi todos por el mismo patrón. «El tenis ha evolucionado de una manera que a mí no me gusta», denuncia Feliciano López, un romántico del saque-volea de toda la vida y del que apenas queda rastro. «Se podían haber tomado medidas para buscar otro camino, pero eran demasiado drásticas. Las pistas, las raquetas, las bolas... El tenis es un deporte con muchas tradiciones. Ves otros deportes y percibes la evolución, pero en el tenis, también en el fútbol, la gente tiene reparos en cambiar. Es una mentalidad antigua, con gente bastante mayor tomando decisiones y que tienen una visión diferente. Cambiar cualquier cosa es un calvario», sostiene.

Se alinea a esta reflexión Jo-Wilfried Tsonga, quizás algo más pragmático. «El tenis es más físico, sí. Hay jugadores jóvenes muy corpulentos, pero al final el tenis es tenis. Cada generación es diferente y hay que asumir lo que hay ahora».

Tampoco a Rafael Nadal le gusta demasiado lo que ve, un jugador que siempre ha necesitado masticar el punto para acabar cerrando el puño. «El juego va a una dirección de pensar menos y golpear más fuerte, es una evidencia. Pero el tenis no me ha de gustar a mí, le ha de gustar a los espectadores. Y los que organizan esto han de estar preocupados para saber lo que les gusta a la gente para que el tenis siga estando arriba. Es lo más importante», sentencia el campeón de catorce grandes.

Ya en los entrenamientos, se observa a los líderes de la nueva generación exprimirse a base de palos, impasibles cuando toca partido ya que les da igual que se dispare la estadística de errores no forzados. Se pega sin pensar y se busca cerrar el punto cuanto antes, un bombardeo sin tregua. «El tenis es un deporte de robots», añade Feliciano López de forma gráfica. «Pegas dos pelotazos y ya, no se utiliza la cabeza ni hay táctica. Y eso no favorece al espectáculo, pero las cosas van por ahí. Me gustaría que se hiciera algo para ver un tenis diferente y que los niños aprendieran a utilizar la cabeza. Que subieran a la red para terminar puntos. Ahora se da un pelotazo a media pista o desde cualquier sitio y te hacen un winner. Y más con las raquetas que hay. No se necesita pensar y es un error».

El más crítico en su respuesta es Toni Nadal, al que no le gusta nada lo que hay. «El juego va demasiado rápido. Cada vez hay que darle antes a la pelota y pegarle más fuerte. Para eso, prefiero mirar el ping-pong», dijo recientemente. «Prefiero ver el estilo de Federer o de Gasquet, ver a Djokovic o a Rafael, que corren, atacan y defienden, a otros que le pegan fuerte sin los movimientos correctos», describe de manera académica.

Y se suma Kei Nishikori, sexto del mundo: «Estaría bien que se mezclara un poco el estilo de antes con el de ahora», propone el japonés, a mitad de camino entre los más veteranos y los jóvenes. Y remata Tomas Berdych. «Sí, se podría decir que es más físico. No hay casi variaciones en el estilo de juego. Prácticamente nadie juega ya ese juego de saque y volea y todo es más igualado. Así es el tenis ahora», concluye. Los veteranos añoran el pasado.

 Fuente : ENRIQUE YUNTA