Milos Raonic se interpuso entre Roger Federer y su 18° Grand Slam. En un partido intenso en el Centre Court del All England Lawn Tennis and Croquet Club, el canadiense consiguió quedarse con un terrible partido que se prolongó a lo largo de cinco sets en tres horas y 24 minutos. El canadiense, que había arrancado arriba (6-3), se recuperó luego de que el suizo se llevara dos sets (7-6 y 6-4) y con un 7-5 en el cuarto y un claro 6-3 en el último consiguió la llave a la final. Ahora, Andy Murray enfrenta a Tomas Berdych para definir a su rival. Televisa ESPN.
La ilusión de Roger Federer en Wimbledon era la de buena parte del público de tenis, que quería ver una nueva consagración del suizo interminable. Sin embargo, la potencia de Raonic (6º preclasificado del certamen) fue más fuerte que la destreza del ex número 1 del mundo, que pagó demasiado cara una doble falta en el cuarto game, lo que abrió el camino del triunfo del canadiense.
El saque potente fue el arma letal de Raonic, muy efectivo desde el primer servicio (76% de puntos ganados). Pese a que Federer arrancó con un game en cero en su primer contacto con el saque, en el siguiente le entregó el game al canadiense con un error desde allí y no pudo volver a recuperarse. Con el partido 5-3, el 7° del ranking volvió al servicio y, aunque el suizo batalló, en su segundo set point conquistó el punto para vencer por 6-3.
Desde el arranque, el segundo set estaba destinado a definirse en el tie break. Y así fue pese a que Federer tuvo cuatro oportunidades para cerrarlo antes. Fue cuando, con el partido 5-4 y Raonic al saque, quedó con un triple set point. Pese a los problemas del canadiense de meter el primer saque, el suizo desaprovechó esas tres y una más después. Entonces, después de salvar esas cuatro chances, el 6° preclasificado metió un saque ganador, cuya devolución quedó en la red, permitiendo el 5-5 y la posterior definición en el tie break. Allí, el tercer mejor tenista del mundo -por el capricho del ranking ATP- se lució y se impuso por 7-3 para igualar el duelo y mantener vivo el sueño de darlo vuelta y llegar a la final.
La llama se avivó aún más en el tercero. Federer esta vez no dejó escapar el hueco que le dejó Raonic y, en su segundo punto de quiebre (3-3 y 15-40), rompió el saque del canadiense y sacó una ventaja que no volvió a abandonar, cuando confirmó con su servicio para el 5-3. Su último game al servicio fue magnífico: 40-0 y un ace para llevarse el set por 6-4 y ponerse 2 a 1 en el partido.
Raonic le dio chances a Federer para quedarse con el partido, pero el máximo ganador de Wimbledon (con 7 títulos) no las aprovechó. En el noveno game un buen saque de Raonic le impidió el quiebre, mientras que el canadiense lo perdonó en el siguiente cuando estaba 30-15 pero ayudó a que Federer lo diera vuelta (40-30) y cerrara con un ace. Lo peor llegó después. Con el partido 6-5 y Federer al servicio, el 7° del ranking tuvo dos sets points pero no supo aprovecharlos. El tercero fue, finalmente, el vencido, cuando apostó a la paralela y desconcertó al suizo.
Después de tres horas de tenis, el físico de Federer comenzó a jugar su partido. Antes de que comience el quinto set, el suizo requirió la presencia del médico por dolores en su cuádriceps derecho. Con el partido 1-2 y al servicio, el ex número 1 del mundo no pudo afirmar su pie izquierdo y cayó al césped, en lo que se convirtió en un break point a favor de Raonic. Entonces, nuevamente lo asistieron, esta vez en su pierna izquierda. El game tampoco le entregó una sonrisa: el canadiense lo quebró y luego confirmó para ponerse 4-1. Con el duelo 5-3, al tenista de 25 años no le tembló el pulso para cerrar en cero el último game y firmar su triunfo ante el tercer cabeza de serie en el césped londinense, que no podrá festejar con otro título en Wimbledon su cumpleaños número 35 el próximo 8 de agosto.
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En la otra semifinal se enfrentan ahora el escocés Andy Murray (2º) y el checo Tomas Berdych (10º). Murray, campeón del torneo en 2013 y ahora nuevamente bajo la tutela del checo Ivan Lendl, busca su tercer título de Grand Slam. Su rival nunca obtuvo un torneo grande, a pesar de ser un veterano habitante del top ten del ranking: llegó en julio de 2010 -justamente cuando alcanzó la final de Wimbledon en su mejor actuación en el torneo hasta hoy- y ya no lo abandonó.