El último Grand Slam de la temporada, el de Nueva York, se caracteriza por ser el más vibrante de los cuatro. Es el del show, el de la música, el de las luces, conciertos y fuegos artificiales. La gente no solo viene a ver tenis sino a disfrutar de un gran evento deportivo que cuenta con infinidad de alternativas gastronómicas, una gran oferta de shopping y diferentes actividades que hacen pasar un día a lo grande.
Como suele ser habitual cuando se junta tanta oferta de ocio, y más en Estados Unidos, el ruido se vuelve una constante. Gente comentando las jugadas, hablando por teléfono, sacándose fotos, pidiendo comida, subiendo las fotos a Instagram, y demás gestos cotidianos que se realizan a diario. Pero el problema radica cuando todos estos actos se llevan a cabo dentro de la cancha de tenis. Y todavía más, cuando se cierra el techo en el Artur Ashe y se produce en la cancha un efecto multiplicador del ruido.
Fueron varios los tenistas que a lo largo de esta semana se han ido quejando de lo que sucede en la pista central. Juan Martín del Potro logró esta madrugada el pase a la tercera ronda del cuadro y comentó: “Al principio había mucho ruido. Se ve que con el techo todavía no le encontraron la vuelta al sonido”.
Pero el problema no solo viene por los espectadores, sino que cuando se techa la central es porque afuera hay lluvia, y la caída del agua sobre la estructura produce un bullicio incontrolable. “No sentí el silencio en ningún momento, el ruido fue continuo”, fue una de las quejas de Garbiñe Muguruza tras caer en segunda ronda ante Anastasija Sevastova. La propia checa también comentó ni siquiera era capaz de escuchar el sonido al impactar la pelota.
El techo, que ha costado 150 millones de dólares (unos 135 millones de euros), no termina de convencer a los tenistas en relación al sonido. “Cuando llovía realmente no oías nada. Ni el rebote de la bola. Era un reto porque estás acostumbrado a poder escucharlos", fue la queja de Murray. "En el tenis, además de los ojos, usamos los oídos cuando jugamos porque nos ayuda a saber más de la velocidad de la bola, por ejemplo", añadió el escocés.
Rafa Nadal considera que la estructura que se montó para poner el techo retráctil, por más que este esté abierto, también propaga más el ruido dentro de la pista central. “Con la cubierta, incluso si el techo está abierto, hay más ruido”, indicó el balear.
Los tenistas se están acostumbrando a practicar un deporte que solía ser en silencio entre el furor de la gente, la lluvia y el ritmo de Metallica, los Rolling Stones o AC/DC en cada cambio de lado y a todo volumen.