Incluso en medio de un mundo globalizado como en el que vivimos, a veces, todavía nos encontramos con casos como el de Allegra Hanlon. Esta joven tenista fue sancionada durante un partido en Kalamazoo, en un torneo organizado por la USTA, por gritar "¡Vamos!", intentando animarse a sí misma. La chica denuncia el caso en el Washington Post, en lo que es una clara regla xenófoba, existente dentro de la propia USTA y en la que nadie puede decir nada en ningún otro idioma que no sea inglés.
Es un partido de consolación de cuartos de final. Allegra está a un solo juego de ganar el partido cuando, tras lograr un ace, se produce la acción que desencadena todo esto. Ella grita "¡Vamos!", intentando animarse, cuando el juez de silla canta por el micro "¡Point penalty, Hanlon! No se puede hablar en otro idioma". Ella no podía creérselo.
"Perdona, ¿cómo?", le pregunta la tenista al juez de silla. "No puedes decir 'bamos' o lo que sea que hayas dicho. Debes hablar inglés aquí, no en otro idioma", le contesta él. "¿Pero qué otro idioma?", vuelve a preguntar ella, sin entender absolutamente. Como ella misma cuenta en el artículo, tiene sangre colombiana en sus venas por parte de su madre y es bilingüe, aunque el español es su primera lengua. Su "¡Vamos!" es algo universalmente conocido. El "Come on!" de toda la vida. Rafa Nadal se encargó de darlo a conocer a todo el mundo a lo largo de los años.
Ella intentó explicárselo al juez de silla, pero él se encargaba únicamente de aplicar las reglas. "Cualquier grito en otro idioma que no sea inglés supone dos puntos de sanción", insistía. Ella, perdió aquél juego y por tanto, su ventaja. El partido se iría a un tercer set y lo acabó perdiendo.
Por la noche, cuenta Hanlon, su madre se leyó el libro de reglas de la USTA y encontró la dichosa norma: "Si un jugador grita algo en un idioma que el oficial no entiende, el oficial debería advertirle al jugador que más gritos en otro idioma extranjero el cual no es entendido será penalizado bajo el point penalty system como conducta antideportiva". Su madre le preguntó si le había advertido antes. "Puede. Sólo estaba diciendo '¡Vamos!', ¿qué se supone que debía decir?", comenta Allegra.
Hanlon intenta denunciar esto, intentando que la regla cambie. A nivel profesional, en ningún torneo del mundo se sanciona que un jugador hable o grite algo en su idioma, debido a la diversidad de nacionalidades que discurren en el circuito, tanto ATP como WTA. Considera que esta es una regla xenófoba. Cuenta que cuando habló con el director del torneo y le explicó que todo el mundo sabía lo que significaba "Vamos", él respondió: "No cuando yo estaba creciendo".
Asegura que desde ese día, ella ha perdido un poco de inocencia y también su espontaneidad en pista. Ya no grita nada al aire ni se habla para ella misma. Eso le cambió. Ni si quiera sonríe cuando gana un partido. Explica que eso le ha hecho fría, sin emociones. Incluso sus padres evitan gritarle algún "Vamos" durante los partidos, para no tentar a la suerte. Durante un partido en Atlanta, un juez de silla latino le dijo a su madre: "Por favor, no hable español. Aquí, no les caemos bien".
Allegra reconoce que ha oído historias parecidas a la suya, de otros compañeros latinos. Todos han tenido que seguir la norma y no quieren acumular demasiadas sanciones ya que quieren llegar a ser tenistas universitarios y no quieren recibir suspensiones. Ella misma ha llamado a la USTA y ellos siguen de acuerdo en mantener esta norma activa y siguen pensando que es una conducta antideportiva.
Para ella, y para cualquier persona coherente, la propia norma en sí es mucho más antideportiva.