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"Sólo un problema físico evitaría a Rahm una carrera exitosa"

 

TIm Mickelson es uno de los hombres detrás del éxito de Jon Rahm. Le concedió una beca para la universidad de Arizona State, una de las más prestigiosos del golf universitario americano, y allí pulió el juego y también el temperamento del talento español, que de su mano se convirtió en el mejor amateur de la historia de Estados Unidos. Su relación se hizo tan estrecha que el entrenador aparcó 15 años de carrera para convertirse en mánager del jugador cuando se hizo profesional. Desde entonces le acompaña a todas partes, siempre en un segundo plano: "Antes yo tenía todo el poder, ahora él es el jefe".

P. Usted empezó muy joven a entrenar a jugadores, ¿nunca quiso ser profesional?

R. Sí, me metí en la escuela de calificación para el PGA Tour al salir de la universidad. Llegué a la segunda fase pero jugué muy mal. Decidí tomarme unos meses de descanso para intentarlo más adelante, y mientras me hice asistente de entrenador en la universidad de San Diego State. Pensaba que sería cuestión de tiempo que me entraran de nuevo las ganas de jugar y de competir, pero no ocurrió. Pasó año y medio y las ganas de volver a jugar no regresaron.

P. ¿Pesó la alargada sombra de su hermano (Phil Mickelson) en su decisión?

R. De alguna forma para mí era algo diferente que para el resto de jugadores. Yo había vivido la carrera de mi hermano, había visto las horas y la dedicación que le había puesto. Yo nunca me sentí capaz de llegar a ese nivel y no quería ser uno más en el circuito.

P. Con su apellido las comparaciones habrían sido inevitables.

R. Sabía que me iban a comparar siempre porque siempre había sido así. A tu edad Phil ya había hecho esto, a tu edad Phil ya había hecho lo otro... No es una comparación justa pero supongo que es inevitable.

Dejé de jugar porque sabía que no sería tan bueno como mi hermano Phil y no quería ser uno más"

Tim Mickelson, mánager de Jon Rahm

P. ¿Qué vio hace cinco años en Jon Rahm para ofrecerle una beca en Arizona State, que tiene uno de los equipos más laureados del golf universitario estadounidense?

R. Normalmente ves al jugador y luego le ofreces la beca, pero con Jon fue al revés. Nos había hablado muy bien de él un contacto en la Federación Española. Teníamos la posibilidad de ofrecerle la beca y lo hicimos porque había otras universidades interesadas. Luego, un mes después le vi jugar en un Campeonato de Europa en Suecia y confirmé que era un gran jugador.

P. ¿Cómo era aquel Jon Rahm que conoció?

R. Cuando le conocí en Suecia vi que era un jugador muy bueno, pero también vi que hablaba muy poco inglés y me preocuaba que eso pudiera afectarle. Y así fue. Cuando llegó tenía 17 años, nunca había estado en Estados Unidos, nunca había estado en Arizona State y todo era nuevo. Le costó mucho al principio tanto dentro como fuera del campo. Sinceramente, tras las primeras cuatro semanas tenía muchas dudas de que fuera a conseguirlo. Pero pasados los dos primeros meses logró darle la vuelta a la situación.

P. ¿Es verdad que llegó a pensar que no superaría el primer año?

R. Sí, porque los problemas derivados del idioma estaban afectando mucho a su juego. Jugó muy mal los dos primeros torneos. Le preguntaba cosas y tardaba mucho en responder. Pensé: 'da igual que pudiera ser el número 1 porque si no conseguía aprender el idioma iba a fracasar en el colegio, así que más nos vale buscar a otro chico para darle la beca el próximo año'. Pero cuatro meses después, al final del semestre, sacó un 3,6 sobre cuatro de media en la universidad y empezó a jugar muy bien y pensé este chico va a ser muy bueno.

P. ¿Llegó a transmitirle su preocupación?

R. Lo único que le dije es que los problemas no se solucionan estando callado y esperando a que pasen. Le dije que si estaba teniendo algún problema en clase, encerrarse en sí mismo sólo lo iba a empeorar. Le dije que si tenía problemas en clase o para entenderme que me lo dijera para que le pudiéramos ayudar. Eso fue todo. Siempre supimos que su juego sería bueno, pero tenía que estar a gusto en el entorno.

A las cuatro semanas de estar en Arizona pensé que Rahm no sería capaz de superar el primer año"

Tim Mickelson, mánager de Jon Rahm

P. Jon ha contado en alguna ocasión que usted le castigó a subir corriendo las escaleras del estadio de la universidad por un berrinche que se agarró en un torneo. ¿Llegó a preocuparle su excesivo temperamento?

R. Sólo fue un problema durante su primer año. No sé si aquello ocurrió en su primer o segundo torneo. Le dije lo que había hecho mal y que como castigo tenía que subir corriendo los 2.500 escalones del estadio, que lleva como una hora. Aprendió la lección y nunca más tuvimos problemas.

P. Es evidente que Jon ha corregido esa faceta. ¿En qué cree que ha mejorado técnicamente?

R. Ha mejorado mucho en todas las facetas, sobre todo en el control de la distancia con los wedges y la precisión y la potencia con el driver, porque siempre fue un pateador increíble. No hay fórmula mágica, sólo que siempre ha querido el mejor jugador posible y él se ha forzado a mejorar cada día. Nunca le he tenido forzar para entrenarse, cosa que sí he tenido que hacer con otros. Él quiere entrenarse porque quiere ser mejor.

P. Después de 15 años entrenando, ha decidido aparcar su carrera para ser mánager de Jon. ¿Por qué?

R. Porque creo en él como jugador y como persona. Si fuera buen jugador y mala persona no lo habría aceptado. Y si fuera buena persona y mal jugador, tampoco. Pero es un gran jugador y un gran tipo. Tenemos mucho respeto mutuo. Yo le escucho y él a mí. Por cómo nos comunicamos pensé que sería una buena elección para los dos. Yo empiezo una nueva carrera y él puede confiar en que todas mis decisiones serán por su interés.

El triunfo de Jon llegará, la única pregunta es cuándo y dónde"

Tim Mickelson, mánager de Jon Rahm

P. ¿Qué tiene Jon que otros no tuvieran?

R. Todos los grandes jugadores tiene una gran confianza en sí mismos. Esa es la gran diferencia entre los muy buenos y los buenos. Creen tanto en ellos que siempre esperan ganar y si quedan terceros se sienten que han fracasado.

P. Todo el mundo en el circuito coincide en que va a tener una carrera exitosa. ¿Qué puede fallar para que eso no ocurra?

R. Lo único que puede ir mal es si hay una lesión o algún problema físico. Si está bien, ganará ya sea esta semana o el año que viene. Lleva 24 semanas al par o por debajo, la racha más larga del Tour. Tiene el talento y la ambición de ganar. Nadie duda de que va a ganar, la pregunta es cuándo y cómo sucederá.

¿Teme que pueda impacientarse si el primer triunfo no llega?

R. Creo que podría suceder, pero eso le hará trabajar más duro, lo que a la larga será beneficioso. Si no consigue su objetivo de ganar, trabajará más porque él nunca está satisfecho.

Jon sigue siendo el mismo de hace cuatro años, no se le han subido a la cabeza los elogios"

Tim Mickelson, mánager de Jon Rahm

P. Desde que asomó por el circuito está recibiendo muchísimos elogios. Usted mismo ha dicho que es mejor que su hermano Phil. ¿Cómo lleva tantos halagos?

R. Los lleva muy bien. No ha dejado que las cosas se le suban a la cabeza. Es el mismo Jon de hace cuatro años. No se deja influir ni por los buenos ni malos comentarios.

P.Usted ha pasado de ser su entrenador a su representante. ¿Le cuesta no hacer apreciaciones sobre su juego?

R. Antes yo tenía el poder, ahora lo tiene él. Si me pide consejo, se lo doy pero ya es mayor. No le aconsejo si no lo pide. Él conoce muy bien su juego y cómo trabajar cuando algo va mal. No recuerdo la última vez que me pidió ayuda. No me cuesta no comentar su juego. Solo quiero ayudarle en la forma que sea para que triunfe. Si quiere ayuda en el campo, bien, si la quiere fuera, también. Él es el jefe, yo hago lo que quiera

P. ¿Por qué es tan importante la figura del mánager en este deporte?

R. Para los tipos del Tour que tienen potencial, tener un mánager que les lleve el calendario, la preparación física, nutrición y demás es importante, igual que gestionar la atención a la prensa, etc. Se trata de hacer su vida fácil para que cuando juegan puedan centrarse en el juego y cuando estén en casa, relajarse.