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Tennis is in the air

 

Continuamente estamos resaltando las palizas que se meten en el cuerpo los y las tenistas durante una temporada. Partidos maratonianos de más de tres horas un día tras otro. Pero pocas veces se resalta otro hecho que en ciertas ocasiones es tanto o más importante que los propios partidos: Los eternos desplazamientos que tienen que realizar cruzando medio mundo a bordo de un avión. Largas horas encerrados en un avión o en un aeropuerto e incómodos jet-lags que dejan al tenista mermado en sus facultades mucho antes de empezar la verdadera batalla. La web de la CNN ha recopilado un buen puñado de testimonios de grandes raquetas mundiales que cuentan sus curiosas, divertidas o no tanto y sobre todo interesantes historias sobre sus experiencias por los aires. Tennis is in the air!

Rafa Nadal es uno de los que cuenta su experiencia en un avión. El mallorquín admite que lo pasa mal en ciertas ocasiones cuando toma un avión. “Paso nervios en el avión”, comentaba en cierta ocasión el rey de la tierra batida que reconoce que le empiezan a sudar las manos cuando las condiciones se ponen complicadas ahí arriba.

Para otros como la francesa Caroline Garcia, el problema no está arriba, sino abajo. Se quedó atrapada en un aeropuerto en Doha al comienzo de esta temporada. “Salí del aeropuerto y luego no podía volver a entrar dentro de nuevo. No pude volver a atravesar los pasos de seguridad y de aduanas. Estuve retenida durante 14 horas, sentada en una silla. Sin dinero, tarjeta de crédito ni nada”, recuerda la gala. “Fue una pesadilla. Perdí obviamente mi vuelo por lo que tuve que comprar otro billete, lo cual no fue fácil porque no disponía de la tarjeta de crédito. Me río ahora pero en ese momento fue muy molesto”, admite Garcia.

Otra odisea muy diferente es la que le tocó vivir a la polaca Agnieszka Radwanska de camino a los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro. La de Cracovia tenía que volar desde Montreal en Canadá hasta Brasil, un tremendo viaje que le llevó la friolera de 55 horas. Sin ese detalle, debe sorprender y mucho que cayera ante la china Saisai Zheng en primera ronda tras 1 hora y 39 minutos. Pero si añadimos esas 55 horas que poco antes tuvo que vivir atravesando medio mundo, todo tiene más sentido.

Las diferencias horarias, los conocidos como jet lags, son otro durísimo caballo de batalla con el que tienen que lidiar los tenistas profesionales. La australiana Sam Stosur lo reconoce: “A veces es el peor viaje es simplemente atravesar un país. Desde Indian Wells hasta Florida, son solo tres horas (de diferencia horaria) pero te lleva todo el día llegar allí. Es uno de los peores jet lags que existen”, comenta Stosur, y es que ese viaje al que se refiere te puede llevar realmente ocho horas ni más ni menos, teniendo en cuenta la duración del vuelo más la diferencia horaria. Petra Kvitova tampoco se siente muy a gusto con esta realidad.

“No puedo dormirme muy temprano ni levantarme por la mañana. Por lo que cuando la alarma suena a las 9.30, para mí es como las 5. No es fácil y siempre me lleva más tiempo del normal”, admitía la zurda checa durante su estancia en el WTA Elite Trophy de Zhuhái.

Para otros el volar es algo mucho más cómodo. Incluso si es en clase económica. Así lo corrobora la hermana mayor de las Williams, Venus. “Estuve extremadamente cómoda y feliz. Me senté al lado de una cantante de ópera”, recuerda. Stosur también se queda con los vuelos convencionales siempre y cuando se trate de trayectos cortos. “Para vuelos domésticos o cortos, no me importa la clase económica, no es un problema”.

Otra cosa muy distinta son los largos desplazamientos. Elina Svitolina lo tiene claro, clase business. “Es a causa de mis problemas en la espalda. Es una especie de inversión en mí misma, porque si voy en clase económica me afectará a la salud y no será bueno”, reconoce la ucraniana. Un tipo de problema que otros ni de lejos tienen ni se plantean. Como el suizo Roger Federer o el japonés Kei Nishikori. El de Basilea siempre viaja en jet privado y ha llegado a ofrecerle a algún jugador su propio avión. “Se lo ofrecí a Rafa y su novia en una ocasión, desde Canadá hasta Cincinnati”, cuenta. Pero admite que no es algo que suela hacer. “Mi jet está lleno. Y uno no quiere estar en mi jet con mis niños”, comenta.

Nishikori por su parte tiene un avión personalizado, con su imagen en él, el ‘Jet-Kei’. “Soy muy afortunado. Mi patrocinador me provee de un gran avión para viajar en clase business cuando viajo a Asia. Aunque en los vuelos cortos prefiero simplemente escoger lo más fácil”, reconoce.

Fuente: https://www.puntodebreak.com/2016/11/24/tennis-is-in-the-air