En medio de un entusiasmo inusitado, el que sólo destilan los jugadores grandes de verdad, Tiger Woods regresó esta última semana a los campos tras más de un año entre quirófanos y dudas. En un torneo sin corte, en Bahamas, el Hero Challenge, acabó decimoquinto, de 17, entre luces y sombras. El decálogo de su regreso sería este.
Está lejos de ser el fuera de serie que arrasó
Lo dijo al inicio. "Ni siquiera estoy convencido de poder acabar una vuelta". Completó un torneo después de 66 semanas fuera. Ha combinado rachas prodigiosas como los 65 golpes de la segunda vuelta con errores lastimosos, tres doble bogeys ayer incluido el hoyo final.
El 'swing' ya es mucho más tendido
La versión 4.0. de Tiger no se parece en nada en la iniciática. Su swing durante años se caracterizó por la violencia del movimiento, la velocidad del palo y un plano muy vertical. Ahora es más tendido, aunque merme su distancia. Incluso difiere sensiblemente de con el que se despidió en 2015. "Tiger tiene tanto talento que puede ganar con cualquier swing", dice Butch Harmon, el primero de los entrenadores que tuvo y que coincide en el diagnóstico con Hank Haney, el último reputado que tuvo.
La industria aplaude la vuelta
El golf, en clara contracción (las audiencias de la Ryder Cup en abierto bajaron un 22 por ciento en Estados Unidos respecto a la edición de Medinah 2012) vuelve a ocupar titulares y breaking news. Woods edificó los pilares de los grandes contratos de televisión en el golf y es necesario.
Muestra un cuerpo menos atlético
Lo explicó el sábado. "Durante años corría más de 50 kilómetros a la semana. Salía casi todo los días. O al menos cuatro veces a la semana. Ahora no puedo correr tanto o hacer pesas", asume. El entrenamiento con los marines ha machacado su cuerpo. Cuatro operaciones de rodilla y tres de espalda. Incluso señala que se le vuelve exigente jugar con sus hijos al fútbol. En tiempos donde la tecnología iguala el talento, está en desventaja con muchos de los chicos de ahora.
Ha perdido el aura intimidadora
"Me he quedado sorprendido de la cantidad de amigos que tengo ahí fuera", dijo refiriéndose a sus compañeros. Tener el honor de acercarse al círculo de Woods era algo restringido en su época dorada. Ya no parece. Muchos torneos los ganó por la dimensión de su figura, que ahora se mira con condescendencia.
Tendrá que concentrar su calendario
Nunca fue amigo de jugar un calendario intenso, pero ahora tendrá que ser más escrupuloso aún. "No juego más torneos porque es agobiante hacerlo con tanta gente que te exige miles de cosas cada día", confesó un día a un compañero de partido. Va a ser un cirujano con las fechas en ese sentido.
Será difícil que vuelva a alcanzar la excelencia
Tiger Woods inició el regreso en la posición 858 del ránking mundial. Evidentemente el número es anecdótico, pero escenifica el largo camino que tiene que recorrer. Sin las urgencias del joven señalado para cambiar el golf radicalmente, sin la energía del golfista que estuvo más de cinco años consecutivos al frente del ránking mundial, suena imposible ver un Tiger dominador.
Primera pregunta: ¿Volverá a ganar?
La respuesta ya se ha visto este fin de semana. Un golfista capaz de hacer 24 birdies en cuatro días y que tiene dominado el aspecto psicológico tiene que estar en las quinielas en cuanto pueda pulir las grandes lagunas de esta semana. Siempre que los yips no aparezcan...
Segunda pregunta: ¿Volverá a ganar un grande?
Suena más complicado. Tendrá 41 años cuando vuelva en abril a Augusta, el torneo que ha ganado cinco veces y donde siempre es referencia. 21 jugadores en la historia han ganado a partir de esa edad. No es descabellado creer que aumentará esa lista de 14 que se interrumpió hace ocho años. Difícil desde luego.