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Las mejores relaciones entrenador-jugador del circuito ATP

 

Detrás de un gran jugador de tenis suele haber un gran entrenador. Casos como los de Marat Safín, Lleyton Hewitt en algunos tramos de su carrera o Roger Federer (por no citar al díscolo Nick Kyrgios) que caminan por el circuito profesional sin entrenador, no son la tónica habitual en la ATP. Y es que en un deporte individual como el tenis, tener una figura experimentada y con ciertas habilidades estratégicas, psicológicas y, por supuesto tenísticas, puede marcar la diferencia entre el éxito y el fracaso.

Inteligencia emocional. Es éste un concepto que se abre paso en el imaginario colectivo durante los últimos años, y que aglutina en dos palabras lo que un jugador busca durante toda su carrera, y por tanto, lo que ha de poseer su entrenador. Y es que la figura del coach en el tenis es mucho más que la de un técnico, siendo vital su capacidad de motivación, lectura de situaciones y acoplamiento en el círculo más íntimo de relaciones del jugador. No han sido pocos los casos de éxito en el circuito ATP durante 2016, con relaciones entrenador-jugador muy prolíficas.

Gael Monfils - Mikael Tillström

No es casualidad que el vistoso jugador francés haya alcanzado el mejor ránking de toda su carrera profesional. Gael tuvo la valentía de salir de su zona de confort y buscar un plus en su carrera. Con 30 años, Monfils se replanteó la necesidad de ser algo más que un showman en el circuito y decidió unirse a la Great Tennis Academy, seleccionando a Mark Tillström como entrenador. Lo hizo en el tramo final de un 2015 poco prolífico para sus intereses.

Gael Monfils y Mikael Tillström en 2016

Sin embargo, el ex jugador sueco, que como profesional había logrado tan solo un título y su mejor ránking fue el 39 del mundo, ha conferido a Gael la calma y la inteligencia para explorar su tenis y resaltar sus virtudes. Se ha visto a un Gael Monfils mucho más sosegado en la pista, y sus inevitables excentricidades no han supuesto irregularidad en su juego ni pérdida de concentración.

Se han percibido cambios técnicos en el francés, como un mayor separación en las piernas en el inicio del movimiento de saque, así como el resto. Monfils ha estado mucho más intenso de piernas y fue ganando poco a poco confianza, viendo cómo los cambios tenían repercusión positiva en sus resultados ya durante la primera fase del año, firmando unos meritorios cuartos de final en el Abierto de Australia y final en el ATP 500 de Rotterdam.

El único título cosechado por el francés fue el ATP 500 de Washington, pero dejó momentos de gran brillantez en el Masters 1000 de Montecarlo, donde fue finalista, y en el US Open donde por primera vez en su carrera, accedió a unas semifinales de Grand Slam. Su presencia en la Copa de Maestros es el mejor aval para el trabajo de Tillström, un hombre tranquilo en la grada y con gran capacidad analítica.

Dominic Thiem - Gunter Bresnik

Su historia viene de lejos y es ya un mito en el mundo del tenis. Los métodos de Gunter Bresnik son realmente particulares y exigen de una gran fortaleza física y mental al jugador que contrate sus servicios. Y es que el entrenador austriaco tiene una gran predilección por llevar al límite a sus pupilos, y encontró en Thiem su discípulo soñado.

Thiem y Bresnik en un entrenamiento

El buen funcionamiento de su relación se materializa en un libro publicado por Bresnik, llamado ´El método Dominic Thiem`, donde explica las claves del éxito del joven Dominic y todo lo que se ha esforzado por lograrlo. Apoyado en un excéntrico personaje como es Sepp Resnik para la preparación física, Bresnik ha ido puliendo poco a poco a un jugador que no ha dejado de crecer en todos los aspectos del juego.

Thiem terminó el año con la friolera de 82 partidos disputados, siendo uno de los tenistas de todo el circuito que más se prodigó durante toda la temporada. Su balance fue de 58-24 y le ha servido para terminar en el top-10 y levantar cuatro títulos. Lo mejor es que da la sensación de que Thiem continúa teniendo margen de mejora, y ni Bresnik ni él parecen estar cansados de una relación que se vaticina como histórica.

Pablo Carreño - Samuel López

Llevaba tiempo esperándose la eclosión del gijonés y ha sido de mano de Samuel López. El que fuera guía de Nicolás Almagro durante años, recibió a la gran promesa del tenis español, el hombre llamado a sostener al país con presencia en los grandes torneos cuando la generación dorada aún en liza, toque a su fin. Pablo abandonó Barcelona tras muchos años trabajando con Javier Duarte, y se adhirió a la JC Equelite (Villena), escogiendo a Samuel como principal entrenador.

Pablo Carreño y Samuel López en 2016

Los resultados no tardaron en llegar. Ambos han trabajado duro por hacer cambios sustanciales en su juego, siendo palmario un aumento en la velocidad de bola y agresividad del español. Mayores porcentajes de primeros servicios, restos más pegado a la línea de fondo e incluso dentro de pista y, sobre todo, una táctica más ofensiva que incluya subidas a la red, han sido los tres pilares técnicos en los que se estructuró la mejoría de Carreño.

Esto unido a un notable trabajo físico y mental, han hecho que el gijonés haya sido una de las sensaciones del año. Sus comparecencias en el circuito de dobles han ayudado mucho a poner en práctica lo entrenador y pulir detalles técnicos, mientras que el hecho de romper barreras como son las de ganar sus primeros títulos ATP (Winston-Salem y Moscú), entrar en el top-35 y debutar en la Copa Davis, le otorgaron máxima confianza en el modelo adoptado.

A sus 25 años y habiendo terminado el año como top-30, Pablo Carreño quiere seguir creciendo y será importante la labor psicológica empleada por Samuel López, para intentar que no se autopresione demasiado en el inicio de 2017. Otra temporada de éxitos como la pasada, haría que esta dualidad entrara en el olimpo del tenis mundial.