Mucho sufrimiento pero finalmente lo pudo conseguir. Roger Federer superó en la primera semifinal del Open de Australia 2017 a Stan Wawrinka y jugará su sexta final en el torneo después de despachar a su compatriota por 7-5, 6-3, 1-6, 4-6 y 6-3 en 3 horas y 5 minutos. Tras dos primeros muy buenos, Federer se desconectó y Wawrinka en modo supervivencia estuvo muy cerca de voltear completamente el resultado, pero un mal juego en el quinto le condenó a la derrota. Federer alcanza así su 28º final de Grand Slam y espera a Nadal o Dimitrov en la última ronda.
Encarnizada iba a ser la lucha por el primer set entre dos jugadores que se conocen muy bien como son Roger Federer y Stan Wawrinka. Se mostraron en líneas generales muy sólidos al saque en esa primera manga, si bien tuvieron que enfrentar alguna que otra vicisitud al saque en forma de bola de 'break'. Federer buscaba continuamente la media pista, cortando el ritmo de Stan. El de Lausana sabía encontrar el 'passing' en algunas ocasiones. Según se acercaba el desenlace del primer acto la tensión iba en aumento. Wawrinka dispuso de su tercera opción de quiebre con 5-5, pero Federer resolvió bien apretando con su derecha y subiendo de nuevo a la red. Sacó el juego adelante y en el siguiente sería él el que gozaría de la oportunidad de romper el saque de Stan, que con dos fallos no forzados se veía entre la espada y la pared. Un tercer fallo más y la manga caía, en el cuarto 'break point' de Federer, del lado del cuatro veces campeón del torneo por 7-5 en 50 minutos. Importantísima batalla la librada en el set inicial.
Wawrinka proponía en el arranque del segundo set mucha guerra, intentando coger desprevenido a Federer y conseguir un 'break' que le diera alas. Pero el de Basilea no le iba a dejar. Varios 15-30 que no iban a ningún sitio. Federer se acababa saliendo con la suya, sirviendo bien, jugando rápido e impidiendo que Stan se acomodara a la pista. Sin embargo, el que volvería a llevarse el gato al agua sería Roger. En el sexto juego, Federer haría bueno un irregular 'game' de Wawrinka para romperle el saque y desquiciarle por completo. Una raqueta partida por la mitad era fiel reflejo de lo incómodo que estaba Wawrinka en la pista, incapaz de descrifrar adecuadamente el tan variado juego de Federer, que quitando algunos errores con la volea, se mantenía espléndido, desplegando un tenis alegre y muy eléctrico ante un Wawrinka que estaba diluyéndose progresivamente. Mucho mejor en la primera manga que en la segunda.
Una vez conseguida la ventaja, Federer no la soltaría. Ni una sola oportunidad de quiebre tuvo 'Stanimal'. Por 6-3 y en un visto y no visto 'made in Federer', el genio suizo de los 17 Grand Slams se hacía con el segundo acto en apenas 31 minutos. A un set de distancia quedaba una nueva final en el Abierto de Australia.
Si rápida había sido la segunda manga más aún lo sería la tercera. En este caso, no caería del lado de Roger si no de Stan. Federer comenzó con brío el set, tratando de mandar desde el inicio, pero Wawrinka, que había recibido tratamiento fuera de pista tras finalizar el segundo set, se había quitado el polvo de encima y estaba soltando de nuevo la mano. Unido a un gran bajón en las prestaciones del ex número uno, Wawrinka se disparaba en el marcador, rompiendo por primera vez el saque del de Basilea. La manga se aceleró enormemente, evidenciándose un relajamiento muy notorio de Federer. Una segunda ruptura y Wawrinka tenía el set en el bolsillo. Con 6-1 y en menos de media hora, el de Lausana alargaba la primera semifinal y añadía mordiente al partido. ¿Sería un mero despiste de Federer?
La realidad es que ese despiste o reacción de Wawrinka continuaba en el cuarto set. 'Break' de entrada para Stan que hacía pensar en una remontada de las grandes por su parte. Federer se había desconectado por completo de su raqueta. Necesitaba reaccionar o el partido se iba peligrosamente al quinto set. Y la reacción no se hacía esperar. Recuperaba inmediatamente la ruptura con un 'passing' de revés magnífico y algunos errores de Wawrinka. A partir de ahí, ambos se centarían en su servicio. En sets anteriores Federer había aprovechado despistes de Wawrinka, ahora sería al revés. Wawrinka vio su oportunidad con 4-4. Federer estaba fallón, especialmente en ese juego. Tras levantar las dos primeras opciones de ruptura, a la tercera Wawrinka le pasaría en la red y consumaría la ruptura para ponerse con 5-4 y saque. Había perdido mucha eficacia Roger. Stan sin embargo, en modo supervivencia y con su característico estilo diésel, iba minando la resistencia de Federer. Sin ningún problema, abrochaba la cuarta manga y mandaba el partido al quinto set, cosa que una hora antes parecía descabellada.
De absoluto infarto se presentaba la última manga. Wawrinka daba la sensación de estar más entero, con más gasolina en el depósito que Federer. Federer tenía un balance de 4-2 en partidos que tras ganarlos 2-0, se iban al quinto. Pero Stan quería cometer otro magnicidio. No aprovechaba sin embargo las opciones que se le presentaban para romper el saque de Roger. Tampoco Federer concretaba un jugoso 0-30 con saque de Wawrinka. Tensión, mucha tensión por ambos lados. Más palos de Wawrinka, más juego de red y saques definitivos de Federer. Predecir un resultado final era misión casi imposible.
Y entonces vino un juego clave. Wawrinka, tan sólido y firme en su deseo de remontar a Federer, se disolvió en el sexto juego. Llegaron los errores, se le apagó la luz y con una doble falta veía como Roger se marchaba en el marcador de la quinta manga y se colocaba con 4-2. Se había sentenciado él solo. Federer no iba a desaprovechar tamaño regalo y con encoraginado, sacaba lo mejor de su repertorio de tenis de ataque para auparse al 5-2 y rozar con sus dedos la sexta final en Australia para él. Con su saque materializaría la victoria y alzaría tras ello los brazos al cielo. Federer vuelve a su territorio, una final de Grand Slam. La primera tras la conseguida en el US Open de 2015.
Fuente: http://www.puntodebreak.com/2017/01/26/epico-federer