Es un hoyo completamente cerrado, cuyas gradas, con capacidad para 20.000 espectadores, se abarrotan de jóvenes estudiantes de la cercana Universidad de Arizona State (ASU). Algunos acuden por el golf. La mayoría lo hace por el incomparable ambiente festivo que se respira. Aquí cazar el green provoca una ovación atronadora y fallarlo un abucheo ensordecedor. Un ace, como el del italiano Francesco Molinari en 2015, puede desencadenar una tormenta de cerveza.
Es un lugar donde un golfista puede pasar el mejor momento de su carrera o un calvario, según le pegue a la bola y según se muestre con el público. Pero estos días se convertirá en la particular Catedral de Rahm. El español ya jugaba en casa por ser graduado de ASU, pero en 2015 se metió al público en el bolsillo al plantarse en el tee con la camiseta de Pat Tillman, el gran icono deportivo de la universidad, fallecido mientras servía en Afganistán. Impactado por el 11-S, rechazó una oferta de más de 3 millones de los Cardinals, de la NFL, para alistarse.
Hace dos años, siendo aún amateur, Rahm jugó como invitado y estuvo a punto de dar la campanada. Hoy llega como estrella, formando partido con Jordan Spieth y Rickie Folwer, dos de las figuras con más tirón del país. Si hubiese tenido que apostar dónde llegaría su primer triunfo, probablemente habría dicho aquí. La prueba es que varios amigos tenían el viaje programado hace meses. Por eso volaron el domingo y se perdieron el triunfo en Torrey Pines. Y por eso, seguramente, Jon tratará de ofrecerles una repetición de la jugada. No descarten que lo consiga.
Fuente: http://www.marca.com/golf/2017/02/02/58925ff0e5fdea4c538b4580.html