Dicen que toda estadística está para romperse, hoy en Acapulco pudimos entender un poco cómo funciona esta ley. Sam Querrey, un hombre que nunca antes había perdido ante Rafa Nadal, le arrancó el título en Acapulco (6-3, 7-6), un hombre que jamás había perdido en el certamen mexicano. El mundo al revés pero con una explicación bien sencilla. El estadounidense salió a pista y llevó a cabo su mejor tenis, ese que multiplica su peligro en pista rápida y que es capaz de tumbar a cualquiera en un día un poco gris. Decepción para el español en uno de sus torneos clave, tendrá que seguir peleando para levantar el primer trofeo del curso.
En total eran catorce partidos en Acapulco resueltos con catorce victorias. Eran 28 sets disputados sobre el albero mexicano y 28 sets amarrados a su favor. ¿Se imaginan llegar con estos datos a una final? Era la tercera que disputaría Rafa en el Abierto Telcel en la tercera ocasión que competía en su cuadro final. Pues aunque parezca mentira, todas estas cifras tan favorables se te pueden volver en contra cuando menos lo esperas. Seguramente, en el momento cuando más las necesites. Si a ello le sumas un rival que se despierta vestido de top10, el camino se vuelve mucho más siniestro y difícil de recorrer. Algo así fue lo que pasó a Nadal en el primer set ante Sm Querrey.
El americano no te dejaba una sola oportunidad con su servicio, mientras que al resto se mostraba bastante competitivo y con ganas de marcha. La pista rápida, por supuesto, estaba de su lado, aunque no es culpa de nadie que un torneo como Acapulco decidiera hace ya unos años fulminar la tierra batida a cambio del clásico cemento. Hoy no valían excusas y mucho menos para el vigente subcampeón del Open de Australia. Rafa no arrancaba, ni lo hizo hasta el 3-3, ni lo hizo, obviamente, en el momento en que el de California decidió marcharse en el marcador. Lo hizo fácil, instantáneo, tal y como se suelen escapar los parciales en este tipo de condiciones. No dio tiempo a reaccionar.
Era el primer set que perdía el español en el torneo y ya saben que no hablamos solamente de esta edición. Con seis saques directos y un 94% de efectividad con el primer servicio, Querrey lo había hecho posible. Resultaba increíble cómo un jugador instalado en un vagón más humilde del ranking puede, de repente, ofrecer un tenis de alta calidad que te desmonte todas las ideas. Pero que se lo digan a Novak Djokovic, que el pasado Wimbledon lo vivió en primera persona. Por si fuera poco para el estadounidense, su historial ante el manacorense señalaba un 0-4 en contra en enfrentamientos previos, así que hasta el momento todo estaba saliendo al revés de lo esperado.
Había que despertar, no quedaba otra, así que Rafa salió a por todas en la reanudación y gozó de una buena oportunidad para empezar rompiendo el servicio de su rival, ya era una más de las que había tenido en el primer parcial. Pero se le fue. Igual que se le fue a Querrey la suya en el juego posterior. Ninguno estaba demasiado cómodo en la pista, así que espaldas en todo lo alto y que se lo llevara el más valiente. Así fueron transcurriendo los juegos hasta afincarse de nuevo en el 3-3. Primero había que afianzar su saque, lo hizo, ahora faltaba quebrar. Hasta cinco puntos de break se pasearon por la pista central de Acapulco y ninguno llegó para quedarse. Demasiadas oportunidades desperdiciadas, lo normal era acabar pagándolo.
Al final ni para ti ni para mí, ambos sellaron un set competido y ajustado que desembocaría en un tiebreak de infarto con un Nadal que, en según qué ocasiones, recordaba a su versión más errática de hace un par de temporadas, fallando derechas inexplicables y apresurándose en situaciones donde él siempre solía castigar a sus rivales con tesón y paciencia. Demasiada presión, demasiado altura la de aquella montaña. El peor encuentro de Nadal en toda la semana tuvo que llegar en el momento menos oportuno. Momento en el que se topó con el hombre más en forma del torneo.
Séptima final consecutiva que pierde el balear en pista dura, donde no gana un título desde Doha 2014. Nadal, quien todavía espera su primer título del año, se marcha de México una sensación extraña, como en Melbourne. Ha sido una gran semana, pero en el momento cumbre no ha sabido dar la talla. ¿Problemas? Cuántos quisieran estar donde él, aunque para él esto no sea suficiente. Por su parte, el de California levanta su noveno trofeo profesional, segundo en un ATP 500, para quedar a escasos puntos de meterse de nuevo en el top25. Sam no soñó nunca una mejor manera que ésta para de celebrar su primera victoria ante Rafa.
Fuente: http://www.puntodebreak.com/2017/03/05/querrey-fulmina-estadistica