Los récords están para romperse y hoy Alexander Zverev se cargó unos cuantos. El alemán pasó por encima de Novak Djokovic en la final de Roma (6-4, 6-3) y se coronó, con 20 años, en el campeón más joven de Masters 1000 en la última década. Nunca antes había caído el serbio en una final de esta categoría ante alguien que no fuera Federer, Nadal o Murray, un dato que da para analizar hasta dónde puede llegar este hombre. Sin duda alguna, el referente de la nueva generación, alguien que mañana tocará el top10 por primera vez y que ya es cuarto en la Race. Una bendita locura que ya es presente del deporte mundial.
Llegaban las 16:00 de la tarde, minuto arriba, minuto abajo, y Roma preparaba la gran cita del domingo. El Foro Itálico venía de presenciar la primera sorpresa del día con una Elina Svitolina determinante en momentos clave colocándose la corona de campeona ante Simona Halep. La ucrania no era la favorita pero el título ya era suyo. En el apartado masculino el menú era parecido. Un jugador consagrado como Djokovic buscando conquistar su Masters 1000 número 31 ante un joven de 20 años que apenas aparecía en su primera final en la categoría. Preguntases al que preguntases te diría que el serbio el hombre a batir, aunque nada más comenzar el encuentro se pudo ver que esta apuesta no estaba tan clara.
Zverev es un caso entre un millón. Con tan solo 20 años de edad es complicado, casi imposible de encontrar, un chaval que cuente con todas las armas en su arsenal. Tiene servicio, tiene derecha, revés, movilidad, sabe llegar a la red y su cabeza aguanta situaciones de presión. Dentro de un lustro, con todos estos factores mejorados, quién sabe lo que puede lograr, la cuestión es que estamos en 2017 y el alemán ya ha empezado a abrirse camino.
Sin pestañear ni temblar en ningún momento, el pequeño de los Zverev ofreció su imagen más fría y calculadora desde el comienzo. No sin ellos dejar de disfrutar de una oportunidad como la de hoy. Golpeando más pesado, más largo y desesperando por momentos al de Belgrado, Alexander fue tejiendo su tela de araña desde el primer juego del partido, allí donde consiguió el primer y único break que veríamos en el parcial inicial. ¿Para qué más? Con uno basta y con él se fue dejando ir gracias a un servicio escandaloso que en ningún momento permitió regresar al balcánico a la igualdad. El 6-4 ya era una realidad, la misma que la candidatura del germano a levantar el título en Roma al final de la tarde.
Aquel había sido el primer set ganado por un jugador nacido en los 90’ en la final de un Masters 1000. Dato escalofriante si nos percatamos de que Zverev nació en 1997. Quizá al finalizar el combate aquel dato no le sirviera de nada, pero al menos algo de historia, en lo que respecta a su generación, ya llevaba su nombre. La grada pedía, exigía y esperaba una reacción del cuatro veces campeón en Roma, aquel que llegaba prácticamente nuevo a esta final después de bailar a Thiem la noche anterior. Ilusos. Lo que llegó fue un nuevo golpe sobre la mesa del de Hamburgo, firmando un nuevo quiebre a su favor. Esta vez con 1-1, casi sin dar tiempo a su oponente a organizar su mente y su sistema. Sorprendido Nole por segunda vez, el número 2 del mundo caminaba incrédulo por la pista. No estaba jugando mal, tampoco el rival estaba siendo tan superior, pero ahí estaba, set abajo y a tres juegos (3-1) de abrazar la bandeja de plata.
Cuántas veces se vio Novak en una situación así. Muy pocas, pero de darse, siempre logró salir airoso. Algún día tendría que ser el que la moneda saliera cruz, en la que el serbio perdiera su aura y otro animal competitivo, en este caso Zverev, diera el zarpazo al mundo del tenis. Alexander lo hizo, lo consiguió, cerró 6-4 y 6-3 y firmó el día más glorioso de su corta carrera profesional. Mañana ingresará en el top10, tal como hiciera en su día compatriotas suyos como Becker, Stitch, Kiefer, Haas o Shuettler. El sexto más joven de la historia en ganar un Masters 1000 y el décimo en poder contarlo en el circuito actual. Números, números y más números. Vayan calentando porque nos vamos a empachar de ver a este genio levantando títulos.
Fuente: http://www.puntodebreak.com/2017/05/21/principe-corona