"Ni a Roger ni a mí se nos ha olvidado jugar al tenis", avisó Nadal en octubre de 2016 cuando las dos leyendas inauguraron la academia del español, en lo que para muchos era un acto propio del epílogo de sus carreras. Un año después, tras repartirse los Grand Slam de 2017, vuelven a reinar.
Nadal finalizó la temporada como número 1 de la ATP tras ganar Roland Garros y el US Open. Federer acabó segundo después de vencer en el Abierto de Australia y Wimbledon. Fue la primera vez desde 2010 que los protagonistas de la mayor rivalidad de la historia del tenis se repartieron los cuatro grandes del año.
En aquel octubre de 2016 el suizo, de 36 años, y el español, de 31, no competían. Habían puesto fin a la temporada para tratar sus problemas físicos. Nadie esperaba que su recuperación fuera tan rápida: en enero de 2017 regalaron al tenis una final en el Abierto de Australia.
La dura batalla de cinco sets la ganó el suizo, que extendió su récord hasta los 18 grandes, el primero que ganaba desde 2012.
Tras derrotar al jugador del que un día dijo entre lágrimas que lo estaba 'matando', precisamente tras perder la final de Melbourne en 2009, un Federer repleto de confianza ganó los Masters 1000 de Indian Wells y Miami.
- Djokovic y Murray, lastrados -
Consciente de que su juego ultraofensivo necesitaría muchos ajustes para adaptarse al polvo de ladrillo, el suizo renunció a la gira de tierra para preparar la segunda parte de la temporada.
Entonces llegó el momento de Nadal. Tras las buenas señales en pista rápida, volvió el hombre invencible en tierra batida.
Venció en Montecarlo, Barcelona y Madrid antes de lograr un hito histórico, su décimo Roland Garros en París, algo que ningún jugador había hecho antes en cualquier Grand Slam.
"Mi motivación está siempre ahí, quiero todavía ganar grandes cosas y vivir días como el de hoy. Tengo pasión por el juego y amo la competición", dijo el mallorquín al levantar la 'Copa de los Mosqueteros', tras un recorrido en París en el que casi aplastó a todos sus rivales.
El regreso a la primera plana de Nadal y Federer coincidió con el descenso de los otros dos miembros del 'Big Four', Novak Djokovic y Andy Murray. Lastrados respectivamente por problemas en un codo y en la cadera, ninguno compitió en la parte final de la temporada. Ahora aspiran a tomar el relevo de sus ilustres rivales en 2018.
En unos meses finales de 2017 en los que se multiplicaron las lesiones, tampoco compitieron Stan Wawrinka (rodilla), Kei Nishikori (muñeca) y Milos Raonic (muslos), consolidados miembros del Top 10.
- Juntos en la 'Laver Cup' -
Roger y Rafa no dejaron ni las migas en 2017. La tierra batida cedió el testigo a la hierba y allí el legendario suizo se reconcilió con Wimbledon, levantando su octava copa, lo nunca visto en el prestigioso All England Club.
Con una estrategia basada en medir al máximo sus apariciones, Federer se acostumbró a ganar casi todo lo que jugaba. Levantó siete trofeos en total, incluido el Masters 1000 de Shanghai, donde batió en la final por quinta vez consecutiva a Nadal.
El suizo encontró la receta ante el español, tras muchos años de penurias. Nadal, por su parte, se 'contentó' con levantar el último Grand Slam del año, el US Open, el tercero de su carrera.
De esta forma alcanzó los 16 'grandes' en la fantástica batalla que mantiene con Federer por el récord histórico de Grand Slams.
Más allá de la ATP, Nadal y Federer dejaron una de las imágenes del año cuando compitieron juntos en dobles en la 'Laver Cup', un nuevo torneo de exhibición, en el que llevaron a la victoria al equipo europeo frente al 'resto del mundo'.
Con problemas en la rodilla, Nadal se retiró del Masters de Londres, colofón de la temporada. Federer, gran favorito, fue sorprendido por el belga David Goffin en semifinales.
Alzó el trofeo el búlgaro Grigor Dimitrov, uno de los pocos que encontró la manera de colarse en la fiesta de las dos leyendas en este 2017.