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R&G Editor
La importancia de llamarse Stan
Stanislas es un buen chico. Es educado con el personal de la organización, dobla las toallas en el vestuario, sube la tapa del inodoro y se lleva bien con su suegra. Nació en una familia feliz, eslabón de una estirpe de benefactores. Se crió en una pequeña granja, donde ayudaba a sus padres en el cuidado de personas con discapacidad. A pesar de haber abandonado la escuela a una edad temprana, practica los valores de la discreción y la cortesía. Todos aprecian al hombretón de pocas palabras y el rostro picado. La gente le sonríe al pasar, y él, cohibido, baja la mirada.
Stanislas es el compañero perfecto. Ha acudido durante más de una década a las convocatorias de Copa Davis del equipo suizo, batiéndose el cobre en eliminatorias por la permanencia en el Grupo Mundial. El segundo plano es su hábitat, los focos le deslumbran. Su único gran éxito, el oro olímpico, lo comparte con la gran estrella de su país y su deporte.
En la pista, Stanislas es todo talento. Posee un primer servicio muy rápido, un buen juego de fondo y, sobre todo, un revés que tiene más de divino que de humano. También se derrite en los momentos importantes, y su fornido brazo le tiembla más de lo debido, lo que llena su expediente de borrones en forma de dobles faltas y derechas al pasillo. Y muchas derrotas.
Porque Stanislas siempre ha tenido cara de segundo. Pero en 2013, decide trasladar el fracaso que lleva pintado en la frente a la piel del antebrazo izquierdo: “Lo intentaste. Fracasaste. No importa. Sigue intentándolo. Fracasa otra vez. Fracasa mejor”. Samuel Beckett se convierte en tinta, y ahora Stanislas ve de reojo esta frase cada vez que sirve. Si Lao-Tsé tenía razón al afirmar que todo viaje de mil millas comienza con un primer paso, este es el primer paso de Stanislas en su transformación en Stan.
Stan es una bestia. Sus golpes son probablemente los más definitivos del circuito, y su derecha es casi tan demoledora como su revés. Gana con regularidad y es jugador de grandes escenarios: desde la fecha del tatuaje tiene un balance favorable en Grand Slam con Murray y Nadal, y empatado con Federer y Djokovic. Especialmente interesante resulta lo que sucede cuando se enfrenta al mejor tenista de la actualidad. Stan es considerado ampliamente como el único jugador capaz de competir de igual a igual al mejor Novak, desarbolando su juego a base de winners y arrebatándole la iniciativa, dejando el que para muchos es el enfrentamiento más divertido del circuito. No en vano, las dos victorias del serbio en las grandes citas contra Stan -no contra Stanislas- han llegado tras partidos legendarios a cinco sets (US Open 2013 y Australian Open 2015).
No queda en Stan ni rastro del aroma perdedor que acompañaba a Stanislas. Con un juego espectacular, se ha llevado el trofeo en sus dos apariciones en finales de Grand Slam, y ha sumado una Copa Davis en la que fue decisivo, tirando del equipo y de Federer cuando las cosas peor estaban. Aún así, el punto definitivo lo ganó el de Basilea, llevándose la foto y la gloria, con Wawrinka viéndolo en chándal desde la barrera después de ser el héroe los dos primeros días. Y es que aún quedan trazas de Stanislas. No es fácil mantener el equilibrio entre la persona que realmente eres y la persona que te lleva al éxito. Pero Stan ha aprendido del pasado de Stanislas. No ha sustituido a su otro yo, lo ha incorporado para ser más fuerte.
Para entender las dos personalidades que aún conviven en el suizo, basta revisar la desagradable anécdota de agosto pasado. Medio circuito se ríe a hurtadillas de Stanislas cuando salta el rumor de que su novia se ha acostado con Kokkinakis. El zafio Kyrgios se atreve incluso a hacer chistes sobre ello en público. Una vez más, la mala suerte acecha a Stanislas. La misma que le hace perder un partido épico en el O2 de Londres contra Federer, quince días antes de la final de la Davis, culminado con un feo gesto de Mirka hacia él desde el palco. Encima de burro, apaleado. Pero Stan rehúsa hacer declaraciones, se sacrifica, agacha la cabeza, y se concentra en su juego.
Como escalón definitivo en su metamorfosis, en 2015 renuncia incluso a lo que más define a cualquier persona desde su nacimiento: el nombre. Rompe con Stanislas, pidiendo a los organismos del tenis que le llamen Stan. Este año, ya pasada la treintena, necesitará más que nunca ser ese animal competitivo que le permite rendir a la altura de los mejores tenistas de siempre. De cualquier modo, tanto Stanislas como Stan, por diversos motivos, son de esa clase de jugadores que hacen más grande a este deporte.
Sancionada por hablar en español
Incluso en medio de un mundo globalizado como en el que vivimos, a veces, todavía nos encontramos con casos como el de Allegra Hanlon. Esta joven tenista fue sancionada durante un partido en Kalamazoo, en un torneo organizado por la USTA, por gritar "¡Vamos!", intentando animarse a sí misma. La chica denuncia el caso en el Washington Post, en lo que es una clara regla xenófoba, existente dentro de la propia USTA y en la que nadie puede decir nada en ningún otro idioma que no sea inglés.
Es un partido de consolación de cuartos de final. Allegra está a un solo juego de ganar el partido cuando, tras lograr un ace, se produce la acción que desencadena todo esto. Ella grita "¡Vamos!", intentando animarse, cuando el juez de silla canta por el micro "¡Point penalty, Hanlon! No se puede hablar en otro idioma". Ella no podía creérselo.
"Perdona, ¿cómo?", le pregunta la tenista al juez de silla. "No puedes decir 'bamos' o lo que sea que hayas dicho. Debes hablar inglés aquí, no en otro idioma", le contesta él. "¿Pero qué otro idioma?", vuelve a preguntar ella, sin entender absolutamente. Como ella misma cuenta en el artículo, tiene sangre colombiana en sus venas por parte de su madre y es bilingüe, aunque el español es su primera lengua. Su "¡Vamos!" es algo universalmente conocido. El "Come on!" de toda la vida. Rafa Nadal se encargó de darlo a conocer a todo el mundo a lo largo de los años.
Ella intentó explicárselo al juez de silla, pero él se encargaba únicamente de aplicar las reglas. "Cualquier grito en otro idioma que no sea inglés supone dos puntos de sanción", insistía. Ella, perdió aquél juego y por tanto, su ventaja. El partido se iría a un tercer set y lo acabó perdiendo.
Por la noche, cuenta Hanlon, su madre se leyó el libro de reglas de la USTA y encontró la dichosa norma: "Si un jugador grita algo en un idioma que el oficial no entiende, el oficial debería advertirle al jugador que más gritos en otro idioma extranjero el cual no es entendido será penalizado bajo el point penalty system como conducta antideportiva". Su madre le preguntó si le había advertido antes. "Puede. Sólo estaba diciendo '¡Vamos!', ¿qué se supone que debía decir?", comenta Allegra.
Hanlon intenta denunciar esto, intentando que la regla cambie. A nivel profesional, en ningún torneo del mundo se sanciona que un jugador hable o grite algo en su idioma, debido a la diversidad de nacionalidades que discurren en el circuito, tanto ATP como WTA. Considera que esta es una regla xenófoba. Cuenta que cuando habló con el director del torneo y le explicó que todo el mundo sabía lo que significaba "Vamos", él respondió: "No cuando yo estaba creciendo".
Asegura que desde ese día, ella ha perdido un poco de inocencia y también su espontaneidad en pista. Ya no grita nada al aire ni se habla para ella misma. Eso le cambió. Ni si quiera sonríe cuando gana un partido. Explica que eso le ha hecho fría, sin emociones. Incluso sus padres evitan gritarle algún "Vamos" durante los partidos, para no tentar a la suerte. Durante un partido en Atlanta, un juez de silla latino le dijo a su madre: "Por favor, no hable español. Aquí, no les caemos bien".
Allegra reconoce que ha oído historias parecidas a la suya, de otros compañeros latinos. Todos han tenido que seguir la norma y no quieren acumular demasiadas sanciones ya que quieren llegar a ser tenistas universitarios y no quieren recibir suspensiones. Ella misma ha llamado a la USTA y ellos siguen de acuerdo en mantener esta norma activa y siguen pensando que es una conducta antideportiva.
Para ella, y para cualquier persona coherente, la propia norma en sí es mucho más antideportiva.
Stan Wawrinka: “Antes de la final estaba llorando en el vestuario”
Nunca será admitido en el club de ‘los cuatro fantásticos’ pero, pase lo que pase, este hombre se retirará, como mínimo, con tres Grand Slams bajo el brazo. Bendito problema, quién lo firmara. Stan Wawrinka vive muy tranquilo respecto a ello, sabe que su estatus en el vestuario es distinto y lo único en lo que debe centrarse es en aprovechar sus oportunidades. Y nadie lo hace mejor que él, como bien pudimos ver en su nueva conquista en el US Open. ¿Qué cómo es capaz de vencer con esa frialdad a Novak Djokovic? Eso es algo que quizá solamente él y Magnus Norman guarden bajo llave para siempre.
"He llegado a tres finales de Gran Slam y las he ganado porque nunca sentí la presión que debía ser campeón, sí la de salir y hacerlo bien. Tampoco me cuestiono si enfrente tengo al mejor jugador del mundo. La proporción que tengo en los duelos con Djokovic no es la mejor, pero el haber ganado los tres partidos con título en juego de torneos de Grand Slam es algo que quiero que se repita. Lo que sí es una realidad es que gracias a Novak estoy donde estoy hoy", son las palabras del campeón del US Open 2016, totalmente embriagado por el éxito.
"Ganar el Abierto de Estados Unidos, al igual que los dos torneos anteriores de Grand Slam, a partir de haber cumplido los 28 años es una gran compensación a todo el esfuerzo que realizo cada vez que estoy en la pista, lo único que hay en mi mente es superarme siempre", señaló Wawrinka en rueda de prensa, el hombre que con la esta noche encadena ya once finales consecutivas levantado el título.
”Creo que este año estoy jugando mucho mejor que el año pasado. Nunca soñé con ganar un Grand Slam hasta que gané el Abierto de Australia. Nunca fue un sueño para mí porque estaba demasiado lejos. Lo importante es que me siento bien físicamente, que disfrutó cada partido y que al final puedo conseguir triunfos. Sé que he tenido algunos altibajos en el año, que no jugué mi mejor tenis, pero al final recuperé las mejores sensaciones y eso es lo que cuenta", reflexionó el de Lausana, sabedor de que la regularidad no es su punto fuerte pero, sabedor también, de que su tenis puede tumbar a cualquiera.
Al final todo se reduce a una premia muy sencilla: "Lo que luego sucedió es que durante las dos últimas semanas jugué muchas horas de tenis que tuvieron compensación". Y ya está. Stan es alguien que necesita ir calentando día a día el fuego de su raqueta, hasta que llega el día de la final y está completamente en llamas. Tres Grand Slams y en los tres superó a Novak Djokovic en alguna de las rondas. El mérito del suizo es incalculable. Sin embargo, no todo fue felicidad en la jornada del domingo, sobre todo los inicios.
”Antes de la final estaba muy nervioso, como nunca antes. Estaba temblando en el vestuario. Me he puesto a llorar. Estaba temblando por completo. No me sentía nervioso en mi primera final de Grand Slam. Estaba contento con poder disputarla. Fui a la pista a ganar, pero sabía que podría perderla también. Luego estás en otra final de Grand Slam, no eres tan joven y no quieres perder la oportunidad de ganar ese título, especialmente en un Grand Slam. El trofeo de finalista no es lo mismo”, indicó el helvético ante una sala de prensa abarrotada.
Su tenis, especialmente su revés, pasará a la historia como uno de los pocos capaces de trastocar los planes del Big4, un selecto grupo del que muchos insisten en incorporar una plaza más. Wawrinka, mientras tanto, sonríe despreocupado por el asunto. Él tiene otros objetivos en la cabeza, concretamente tres. Y los tres descansan ya en su vitrina de trofeos.
Toledo realiza buen papel en Mexico
Puesto 13!!
El profesional Jose Toledo finalizó en el puesto 13 en el San Luis Championship que se realizó en México. Sus rondas fueron 72-67 -69 y 78 para acumular un total de 286 golpes. Esta semana viajó hacia Ecuador donde competirá en la "Copa Diners Club International".
Novak Djokovic: “Stan ha sido más fuerte mentalmente”
Pese a que muchos insistieron en la gran suerte de Novak Djokovic en este US Open 2016, el torneo para el serbio no pudo acabar de peor forma. Perder la final de un Grand Slam siempre resulta la peor de las noticias, sin embargo, cuando en casa ya guardas doce de éstos bajo llave, la decepción se lleva un poco mejor. El de Belgrado felicitó a Stan Wawrinka y aseguró que el resultado había sido justo con su rival, además de reflejar su orgullo tras una gran temporada en cuanto a resultados deportivos se refiere.
"La victoria de hoy ha sido completamente merecida. Él ha sido el jugador con mayor coraje en los momentos decisivos. Desde el inicio lo demostró y más cuando perdió la primera manga y su juego en el segundo fue más sólido y consistente. A partir de ese momento, Wawrinka se hizo merecedor al triunfo y proclamarse campeón", subrayó el campeón del año pasado después de revivir esa maldición que sobrevuela Flushing Meadows desde 2009: ninguno es capaz de defender el trono.
“Ha sido un encuentro muy exigente físicamente. Stan ha sabido qué hacer en aquellos momentos más determinantes. Ha sido más fuerte mentalmente. Unos pocos puntos deciden un partido de este calibre y hoy ha sucedido así. Yo no he aprovechado mis oportunidades de break y eso que he tenido muchas. En partidos así, si no aprovechas las oportunidades, tu rival sí lo hará. Él lo ha hecho. Ha sido más valiente, ha dado un paso hacia adelante, más agresivo, mientras yo esperaba a que pasaran cosas”, analizó con frialdad el balcánico, totalmente entregado a la proeza del suizo.
¿Podemos hablar entonces de Big5 tras los acontecimientos? “Merece que se le incluya en ese mix de grandes jugadores. No hay duda de ello. Ha ganado tres Grand Slam diferentes, medalla olímpica, Copa Davis y ha estado en lo alto durante años jugando su mejor tenis en los grandes partidos”, resolvió el serbio ante la prensa, alguien quien nunca se guarda un piropo si la realidad lo requiere.
“Stan es un jugador al que le encanta jugar en partidos importantes. Es muy sólido desde cualquier esquina, tiene un buen cortado y un increíble revés a una mano. Un gran servicio. Se mueve bien. Es un jugador muy completo y a veces da la sensación de que si se encuentra bien, no fallará mucho y hará muchos golpes ganadores. Hoy ha pasado eso”, desgranó el campeón de 14 grandes, quien hoy se quedó a las puertas de lograr un nuevo triplete anual de Grand Slams.
“Para mí ganar cuatro Grand Slam consecutivos fue un grandísimo logro. Estoy muy orgulloso de ello y la derrota de hoy no puede empañar lo logrado en Australia y especialmente en París. Ganar dos Grand Slam este año, jugar otra final más… no tengo queja. Obviamente me hubiera gustado ganar hoy pero debes dar la mano a tu rival y felicitarle. Aceptar la derrota y seguir adelante”, celebró Djokovic tras perder su quinta final en Flushing Meadows.
Doce títulos a sus espaldas, sí, pero también nueve finales perdidas. ¿Motivo de preocupación? “No ha sido la primera vez. No será la última que pierda un partido tampoco. Espero aprender de ello. Espero poder mejorar porque así es el ciclo de vida de un deportista”, concluyó la mejor raqueta del planeta.
Las claves de la victoria de Wawrinka
Stan Wawrinka ya puede poner un tercer Grand Slam en sus vitrinas. A los sumados en Australia y Roland Garros tenemos que añadir el conseguido en el US Open ante el número 1 Novak Djokovic. ¿Cómo lo consiguió? Aquí lo desgranamos en cinco claves fundamentales.
1- Mentalidad ganadora y fe en la victoria
A pesar de no haber comenzado bien el encuentro, con poco ánimo y algo alicaído, el de Lausana se fue metiendo en el choque paulatinamente para acabar siendo un auténtico depredador, que hacía palidecer al propio Djokovic. La fe que demostró Stan, especialmente en momentos en los que iba por debajo en el marcador, fue encomiable y a buen seguro, la principal razón por la que el suizo es el nuevo campeón del Abierto de los Estados Unidos.
2- Revés paralelo
Una auténtica tortura para Djokovic fue el revés paralelo a una mano del suizo. Wawrinka zarandeó al serbio durante gran parte del choque utilizando una táctica muy clara y sobre todo efectiva: Lanzarle bolas con el revés a su revés, sacando a Nole de la pista para posteriormente definir con el paralelo, un auténtico cohete ante el que poco pudo hacer Djokovic.
3- Bolas de break salvadas
Espectacular y muy importante para Wawrinka fue salvar ni más ni menos que 14 de las 17 bolas de rotura que encaró. En esos momentos, el suizo se aferraba con uñas y dientes a la pista, y prácticamente siempre, el punto acababa con un c'mon! de su parte. Djokovic no estuvo demasiado fino pero Wawrinka no regaló nada en esas instancias. Extremadamente competitivo cuando tocaba serlo.
4- Consistencia y paciencia
Es parte de la enorme mentalidad ganadora que muestra Wawrinka en los grandes compromisos. No se arruga y sale a por todas. Y acepta los largos intercambios. No temió para nada pasar y pasar bolas con Djokovic. Ni desgastarse en el fondo de pista. Se sabía con confianza y aceptaba que la victoria pasaba indefectiblemente por ser sólido y saber esperar y sufrir ante el serbio. La sangría de errores en el primer set fue poco a poco corregida. Un Wawrinka muy fiable desde el fondo que incluso desplazado sabía poner la bola en juego y obligar a Djokovic a ganar el punto varias veces.
5- Y por supuesto, el servicio
Una de las grandes armas de Wawrinka salió a relucir en la final. Ante un enorme restador como Novak Djokovic, el suizo supo mantenerle a raya, acabando el partido con un 71% de primeros ganados y un 51% con segundos, muy buenos números ante uno de los mejores tenistas al resto. En el cuarto set apenas cedió puntos con su servicio, conectando varios aces que ponían 3-0 al suizo en el marcador y decantando mucho la final a su favor.
Fuente Punto Break
Las claves de la derrota de Novak Djokovic
La final del US Open repitió patrones muy similares a la final de Roland Garros 2015. Stan Wawrinka volvió a ejecutar la mejor versión de sí mismo para desarbolar a Novak Djokovic. El serbio, que se hizo con el primer set, fue dominado durante casi todo el encuentro, sin encontrar el juego concreto con el que mantener a Wawrinka lejos de su tenis incandescendente. Estas fueron las claves de la derrota de Novak en Nueva York.
- Aprovechamiento en bolas de rotura: si en 2015 Federer maldijo realizar un 4 de 23 en bolas de rotura para caer en cuatro sets ante el balcánico, en esta ocasión, el 3 de 17 fue lastimando a Nole, que no pudo marcar puntos de inflexión en la final con los que recuperar terreno o crear dudas en el encendido jugador helvético.
- Impotente tácticamente: el serbio cometió el error de, tras hacerse con el primer set, jugar demasiado constructivo y ordenado. Sin agresividad, invirtiéndose muy poco para herir con su drive antes de que Wawrinka entrara en combustión, Novak metió a 'Stanimal' en el encuentro. Jugándole liftado, a ritmos largos y esperando el fallo antes de buscar el acierto, Djokovic ya no tuvo poder de reacción. Ocurrió algo muy similar a lo acontecido en París 2015.
- Falta de sensaciones para cambiar el guión: seguramente venir sin la inercia y la confianza necesaria para intentar cambiar las cosas penalizó a Djokovic, que nunca encontró ni las piernas ni la cabeza para contrarrestar a un jugador que se mueve como pocos en finales y en grandes escenarios.
- Mentalmente inferior: la rivalidad que Djokovic y Wawrinka mantienen en Grand Slam hace que la diferencia en momentos concretos, la concentración y la capacidad psicológica de dominar al adversario pasa a ser de una tremenda importancia. Si además el ritmo de pelota sobrepasa al balcánico, las dudas crecen. Wawrinka altera el sistema nervioso del número 1 como seguramente ningún jugador en el circuito.
Fuene Punto Break
Las claves de la derrota de Novak Djokovic
La final del US Open repitió patrones muy similares a la final de Roland Garros 2015. Stan Wawrinka volvió a ejecutar la mejor versión de sí mismo para desarbolar a Novak Djokovic. El serbio, que se hizo con el primer set, fue dominado durante casi todo el encuentro, sin encontrar el juego concreto con el que mantener a Wawrinka lejos de su tenis incandescendente. Estas fueron las claves de la derrota de Novak en Nueva York.
- Aprovechamiento en bolas de rotura: si en 2015 Federer maldijo realizar un 4 de 23 en bolas de rotura para caer en cuatro sets ante el balcánico, en esta ocasión, el 3 de 17 fue lastimando a Nole, que no pudo marcar puntos de inflexión en la final con los que recuperar terreno o crear dudas en el encendido jugador helvético.
- Impotente tácticamente: el serbio cometió el error de, tras hacerse con el primer set, jugar demasiado constructivo y ordenado. Sin agresividad, invirtiéndose muy poco para herir con su drive antes de que Wawrinka entrara en combustión, Novak metió a 'Stanimal' en el encuentro. Jugándole liftado, a ritmos largos y esperando el fallo antes de buscar el acierto, Djokovic ya no tuvo poder de reacción. Ocurrió algo muy similar a lo acontecido en París 2015.
- Falta de sensaciones para cambiar el guión: seguramente venir sin la inercia y la confianza necesaria para intentar cambiar las cosas penalizó a Djokovic, que nunca encontró ni las piernas ni la cabeza para contrarrestar a un jugador que se mueve como pocos en finales y en grandes escenarios.
- Mentalmente inferior: la rivalidad que Djokovic y Wawrinka mantienen en Grand Slam hace que la diferencia en momentos concretos, la concentración y la capacidad psicológica de dominar al adversario pasa a ser de una tremenda importancia. Si además el ritmo de pelota sobrepasa al balcánico, las dudas crecen. Wawrinka altera el sistema nervioso del número 1 como seguramente ningún jugador en el circuito.
Fuene Punto Break
El hombre de las finales
Tremenda la final que nos han dado Stan Wawrinka y Novak Djokovicen la noche de hoy en Flushing Meadows. El suizo comenzó nervioso y cometiendo muchos errores, pero su raqueta fue tomando temperatura y acabó dando una auténtica clase magistral de cómo tirar el revés y de cómo jugarle de tú a tú mentalmente a Djokovic. El marcador final, 6-7, 6-4, 7-5 y 6-4 tras casi cuatro horas de intensa batalla.
¿Qué partido veríamos entre los dos? ¿La versión no Grand Slam en la que Djokovic era muy superior o la de una lucha a cara de perro al mejor de cinco sets? Wawrinka comenzó el partido muy fallón, obra de los golpes del serbio. Novak se tenía la lección muy aprendida. No le dejaba ni un sólo centímetro de ventaja al suizo. Bolas profundas, evitando que Stan pudiera dictar el juego a su antojo. Nole sabía que si le dejaba llevar el juego a su rival, iba a tener problemas. En este primer set, vimos a un Djokovic variando alturas, sobre todo al lado del revés, donde le metía bolas un poco más elevadas. A Wawrinka no le gustaba nada tener que golpear su golpe favorito por encima del hombro.
Tremendos los ángulos que Novak encontraba, tanto con su derecha como con su revés. Precisión de cirujano. Los éxitos de Wawrinka en los anteriores encuentros de Grand Slam, sobre todo en Roland Garros, pasaron sobre todo por golpes duros al centro de pista, evitando de esta forma que Djokovic abriera un ángulo con su golpe cruzado. En este primer set, Stan apenas tenía opciones de llevar la iniciativa de los puntos ya que Nole no paró de moverle de lado a lado de la pista, provocando los fallos del de Lausana. Así, el serbio logró ponerse 5-2 arriba y bola de set.
Pero cuando tienes delante a Wawrinka nunca debes dar nada por sentado. El suizo soltó su brazo y empezó a parecerse más a ese doble ganador de Grand Slam que es y empezó a meterle presión al serbio. Y también dudas en su cabeza. De verse casi con el set en el bolsillo, Djokovic comprobó que Stan había despertado y esa presión la notó completando un mal juego al saque cuando servía para llevarse el set. Una rotura en mal momento para él, que haría volver al set al suizo, que llevó la manga al juego decisivo.
Aquí vimos los mejores puntos del encuentro hasta el momento. Rallies larguísimos, dejadas, smashes, derechazos... carne de Youtube y para no dejar de mirarlos una y otra vez. Pero Wawrinka se vino abajo después de perder uno de esos puntazos y Djokovic aguantó la situación para, esta vez sí, empezar el partido con ventaja.
Cuando Novak gana el primer set de sus partidos en Grand Slams se sitúa en 193 partidos ganados y sólo 4 perdidos. El hombre que le ha ganado 2 de ellos lo tenía enfrente, por lo que no debía descuidarse lo más mínimo.
Y tanto que era así, que Wawrinka comenzó la segunda manga presionando mucho a Nole, que perdió un poco la intensidad del comienzo y perdió su saque al inicio. A diferencia del año anterior ante Federer, el juego de intercambio de golpes no le hacía sentir daño a Wawrinka, sino todo lo contrario. Stan le metió en la trampa y Nole no conseguía ser lo suficientemente agresivo como para que los puntos se jugaran en no más de cuatro golpes. Aunque logró recuperar el break perdido, un gran juego del suizo al resto con 4-5 en el marcador, le hizo aprovechar la segunda bola de set que tuvo para igualarlo todo.
Esto estaba empezando a tomar tintes épicos. Dos horas de final y ya se les podía ver a los dos respirando más que agitadamente entre puntos. Wawrinka evolucionó a su versión 'Stanimal' y empezó a repartir juego de una manera absolutamente brutal y salvaba bolas de break con la misma facilidad que el que se come una galleta. Es increíble cómo cambia de la primera semana de competición a la segunda. Djokovic miraba a su box, intentando encontrar respuestas a la avalancha de juego que le estaba viniendo desde el otro lado. Les hablaba, como intentando representar lo que hubiera querido que fuera. Pero aun estando perdido, como parecía Nole con 0-3 abajo, él no se da por vencido y recuperó el terreno perdido en una auténtica batalla de tú a tú.
Si el que les escribe tenía las pulsaciones a más de 100, imagínense los dos de ahí abajo. Djokovic se defendía como podía ante los palazos de Stan, que montado sobre la línea y con confianza es mortal. Siempre daba la sensación que podía romperse la cuerda por el lado del serbio y justo cuando Novak sacaba para llevar el tercer set al tiebreak, Wawrinka se marcó un par de reveses paralelos de esos que llevan la etiqueta de 'master class' y se quedaba a un solo set de llevarse el campeonato.
Novak comenzó el cuarto set acusando físicamente el tremendo partido que estaban jugando. Le vimos quejarse de algunos calambres, mientras que Stan seguía volando sobre la pista. Con 3-1 abajo, Djokovic paró el partido para ser atendido de unas ampollas en sus pies, algo que hizo enfurecer al suizo ya que el árbitro aceptó que Novak fuese atendido a pesar de que el descanso no tocaba. Eso distrajo un poco a Wawrinka, que en su vuelta tuvo que salvar otro par más de bolas de break. Djokovic le hizo sufrir otro poco más, pero Stan terminó llevándose el partido y el torneo después de, recordemos, estar a un solo punto de perder en tercera ronda ante Evans.
Djokovic termina el US Open siendo finalista, un gran resultado para él teniendo en cuenta que llegaron a plantearse no participar antes del torneo, tal y como declaró Vajda. Wawrinka, por su parte, suma su undécima final consecutiva ganada. ¡11! Vuelve a derrotar a Novak Djokovic en un torneo de Grand Slam y levanta el que es su tercer grande, igualando en esta cifra a Andy Murray, colocándose a un sólo grande de completar el Career Grand Slam.
¿Quién dijo Big Four? Empiecen a hablar de Big Five porque este Wawrinka también tiene mucho que decir.
US Open 2016: Previa final masculina
La era del 'Big Four' hace ya un par de temporadas que perdió parte del total protagonismo que tuvo en el pasado, pero la realidad, en términos prácticos, sigue inmutable. La final del US Open la jugarán Novak Djokovic (1987) y Stan Wawrinka (1985), dos jugadores que han ganado más de un grande en las dos últimas temporadas, que siguen estando más preparados que ninguno de sus perseguidores para alcanzar dicha ronda, brillen o no, y cuya rivalidad recupera el interés por comprobar si el suizo puede interponerse de nuevo en el camino del número 1.
Repasando el 'cara a cara', uno podría establecer que la historia que contar y relatar no es tal entre ambos. El balcánico no debería de tener miedo al de Lausana. Un 19-4 desde 2006 habla bien a las claras de su tremenda superioridad sobre Stan, un jugador que incluso se cambió el nombre desde que de la mano de Magnus Norman, allá por 2013, subió varios peldaños y nunca los volvió a bajar. El helvético suma tres temporadas consecutivas sumando finales de Grand Slam. Especial en su estirpe, Wawrinka funciona por impulsos. Y ninguno como los que tiene cuando huele las últimas rondas de un major.
El partido tiene muchísimo contenido. Desde el punto de vista estadístico, si se mantiene la tendencia, el interés es total. En los últimos cinco enfrentamientos entre ambos en Grand Slam, cuatro de ellos se fueron al quinto set y el restante se saldó con la victoria de Stan en París, en 2015. Al encontrarse siempre en instancias finales, Djokovic se ha encontrado en todo momento con un jugador marcado por ese punto de controlada inconsciencia que hace sostenible un plan de juego abismal. De los que desborda el equilibrio del más equilibrado.
Wawrinka llega precisamente a punto. Él es así. Estuvo contra las cuerdas ante Evans, dio una malísima imagen ante el desconocido Giannessi, dando tumbos y coqueteando con la eliminación. Capaz de regularse una vez cruza a la segunda semana, 'Stanimal' explica su competitividad de un modo tan extraño como peligrosísimo para sus rivales. Enfrente tendrá a un Djokovic de nuevo preparado, mentalmente listo para aprovechar una nueva oportunidad de acercarse a lo máximo.
El número 1, circunstancias del camino y el cuadro al margen, repite presencia en una final de Slam tras dos batacazos y dudas físicas. Una vez aquí, recupera su condición de favorito para ganar en Flushing Meadows. A un lado y a otro lado de la red tocará comprobar cómo consigue el suizo ser consistente en una pista más rápida que Melbourne y Roland Garros. En la raqueta de Djokovic está aprender del pasado y jugar con profundidad y velocidad a un Wawrinka cuyas palancas necesitan tiempo y diálogos para acabar con el punto por decisión propia.
La Arthur Ashe es un punto más rápida y los riesgos que Stan toma en suelos más lentos pueden penalizarle. Djokovic deberá sumar un servicio constante, agresividad alta dentro de su control y provocar en Wawrinka algo más que concederle oportunidades de acelerar. De esa relación entre variedad, profundidad, detalles en momentos importantes y relación sostenible entre ganadores-no forzados se podrá explicar la final. Novak busca su tercer título en Nueva York y su decimotercer grande. Wawrinka, aumentar su legado como hombre de grandes momentos.