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R&G Editor
Novak Djokovic: “Stan ha sido más fuerte mentalmente”
Pese a que muchos insistieron en la gran suerte de Novak Djokovic en este US Open 2016, el torneo para el serbio no pudo acabar de peor forma. Perder la final de un Grand Slam siempre resulta la peor de las noticias, sin embargo, cuando en casa ya guardas doce de éstos bajo llave, la decepción se lleva un poco mejor. El de Belgrado felicitó a Stan Wawrinka y aseguró que el resultado había sido justo con su rival, además de reflejar su orgullo tras una gran temporada en cuanto a resultados deportivos se refiere.
"La victoria de hoy ha sido completamente merecida. Él ha sido el jugador con mayor coraje en los momentos decisivos. Desde el inicio lo demostró y más cuando perdió la primera manga y su juego en el segundo fue más sólido y consistente. A partir de ese momento, Wawrinka se hizo merecedor al triunfo y proclamarse campeón", subrayó el campeón del año pasado después de revivir esa maldición que sobrevuela Flushing Meadows desde 2009: ninguno es capaz de defender el trono.
“Ha sido un encuentro muy exigente físicamente. Stan ha sabido qué hacer en aquellos momentos más determinantes. Ha sido más fuerte mentalmente. Unos pocos puntos deciden un partido de este calibre y hoy ha sucedido así. Yo no he aprovechado mis oportunidades de break y eso que he tenido muchas. En partidos así, si no aprovechas las oportunidades, tu rival sí lo hará. Él lo ha hecho. Ha sido más valiente, ha dado un paso hacia adelante, más agresivo, mientras yo esperaba a que pasaran cosas”, analizó con frialdad el balcánico, totalmente entregado a la proeza del suizo.
¿Podemos hablar entonces de Big5 tras los acontecimientos? “Merece que se le incluya en ese mix de grandes jugadores. No hay duda de ello. Ha ganado tres Grand Slam diferentes, medalla olímpica, Copa Davis y ha estado en lo alto durante años jugando su mejor tenis en los grandes partidos”, resolvió el serbio ante la prensa, alguien quien nunca se guarda un piropo si la realidad lo requiere.
“Stan es un jugador al que le encanta jugar en partidos importantes. Es muy sólido desde cualquier esquina, tiene un buen cortado y un increíble revés a una mano. Un gran servicio. Se mueve bien. Es un jugador muy completo y a veces da la sensación de que si se encuentra bien, no fallará mucho y hará muchos golpes ganadores. Hoy ha pasado eso”, desgranó el campeón de 14 grandes, quien hoy se quedó a las puertas de lograr un nuevo triplete anual de Grand Slams.
“Para mí ganar cuatro Grand Slam consecutivos fue un grandísimo logro. Estoy muy orgulloso de ello y la derrota de hoy no puede empañar lo logrado en Australia y especialmente en París. Ganar dos Grand Slam este año, jugar otra final más… no tengo queja. Obviamente me hubiera gustado ganar hoy pero debes dar la mano a tu rival y felicitarle. Aceptar la derrota y seguir adelante”, celebró Djokovic tras perder su quinta final en Flushing Meadows.
Doce títulos a sus espaldas, sí, pero también nueve finales perdidas. ¿Motivo de preocupación? “No ha sido la primera vez. No será la última que pierda un partido tampoco. Espero aprender de ello. Espero poder mejorar porque así es el ciclo de vida de un deportista”, concluyó la mejor raqueta del planeta.
Las claves de la victoria de Wawrinka
Stan Wawrinka ya puede poner un tercer Grand Slam en sus vitrinas. A los sumados en Australia y Roland Garros tenemos que añadir el conseguido en el US Open ante el número 1 Novak Djokovic. ¿Cómo lo consiguió? Aquí lo desgranamos en cinco claves fundamentales.
1- Mentalidad ganadora y fe en la victoria
A pesar de no haber comenzado bien el encuentro, con poco ánimo y algo alicaído, el de Lausana se fue metiendo en el choque paulatinamente para acabar siendo un auténtico depredador, que hacía palidecer al propio Djokovic. La fe que demostró Stan, especialmente en momentos en los que iba por debajo en el marcador, fue encomiable y a buen seguro, la principal razón por la que el suizo es el nuevo campeón del Abierto de los Estados Unidos.
2- Revés paralelo
Una auténtica tortura para Djokovic fue el revés paralelo a una mano del suizo. Wawrinka zarandeó al serbio durante gran parte del choque utilizando una táctica muy clara y sobre todo efectiva: Lanzarle bolas con el revés a su revés, sacando a Nole de la pista para posteriormente definir con el paralelo, un auténtico cohete ante el que poco pudo hacer Djokovic.
3- Bolas de break salvadas
Espectacular y muy importante para Wawrinka fue salvar ni más ni menos que 14 de las 17 bolas de rotura que encaró. En esos momentos, el suizo se aferraba con uñas y dientes a la pista, y prácticamente siempre, el punto acababa con un c'mon! de su parte. Djokovic no estuvo demasiado fino pero Wawrinka no regaló nada en esas instancias. Extremadamente competitivo cuando tocaba serlo.
4- Consistencia y paciencia
Es parte de la enorme mentalidad ganadora que muestra Wawrinka en los grandes compromisos. No se arruga y sale a por todas. Y acepta los largos intercambios. No temió para nada pasar y pasar bolas con Djokovic. Ni desgastarse en el fondo de pista. Se sabía con confianza y aceptaba que la victoria pasaba indefectiblemente por ser sólido y saber esperar y sufrir ante el serbio. La sangría de errores en el primer set fue poco a poco corregida. Un Wawrinka muy fiable desde el fondo que incluso desplazado sabía poner la bola en juego y obligar a Djokovic a ganar el punto varias veces.
5- Y por supuesto, el servicio
Una de las grandes armas de Wawrinka salió a relucir en la final. Ante un enorme restador como Novak Djokovic, el suizo supo mantenerle a raya, acabando el partido con un 71% de primeros ganados y un 51% con segundos, muy buenos números ante uno de los mejores tenistas al resto. En el cuarto set apenas cedió puntos con su servicio, conectando varios aces que ponían 3-0 al suizo en el marcador y decantando mucho la final a su favor.
Fuente Punto Break
Las claves de la derrota de Novak Djokovic
La final del US Open repitió patrones muy similares a la final de Roland Garros 2015. Stan Wawrinka volvió a ejecutar la mejor versión de sí mismo para desarbolar a Novak Djokovic. El serbio, que se hizo con el primer set, fue dominado durante casi todo el encuentro, sin encontrar el juego concreto con el que mantener a Wawrinka lejos de su tenis incandescendente. Estas fueron las claves de la derrota de Novak en Nueva York.
- Aprovechamiento en bolas de rotura: si en 2015 Federer maldijo realizar un 4 de 23 en bolas de rotura para caer en cuatro sets ante el balcánico, en esta ocasión, el 3 de 17 fue lastimando a Nole, que no pudo marcar puntos de inflexión en la final con los que recuperar terreno o crear dudas en el encendido jugador helvético.
- Impotente tácticamente: el serbio cometió el error de, tras hacerse con el primer set, jugar demasiado constructivo y ordenado. Sin agresividad, invirtiéndose muy poco para herir con su drive antes de que Wawrinka entrara en combustión, Novak metió a 'Stanimal' en el encuentro. Jugándole liftado, a ritmos largos y esperando el fallo antes de buscar el acierto, Djokovic ya no tuvo poder de reacción. Ocurrió algo muy similar a lo acontecido en París 2015.
- Falta de sensaciones para cambiar el guión: seguramente venir sin la inercia y la confianza necesaria para intentar cambiar las cosas penalizó a Djokovic, que nunca encontró ni las piernas ni la cabeza para contrarrestar a un jugador que se mueve como pocos en finales y en grandes escenarios.
- Mentalmente inferior: la rivalidad que Djokovic y Wawrinka mantienen en Grand Slam hace que la diferencia en momentos concretos, la concentración y la capacidad psicológica de dominar al adversario pasa a ser de una tremenda importancia. Si además el ritmo de pelota sobrepasa al balcánico, las dudas crecen. Wawrinka altera el sistema nervioso del número 1 como seguramente ningún jugador en el circuito.
Fuene Punto Break
Las claves de la derrota de Novak Djokovic
La final del US Open repitió patrones muy similares a la final de Roland Garros 2015. Stan Wawrinka volvió a ejecutar la mejor versión de sí mismo para desarbolar a Novak Djokovic. El serbio, que se hizo con el primer set, fue dominado durante casi todo el encuentro, sin encontrar el juego concreto con el que mantener a Wawrinka lejos de su tenis incandescendente. Estas fueron las claves de la derrota de Novak en Nueva York.
- Aprovechamiento en bolas de rotura: si en 2015 Federer maldijo realizar un 4 de 23 en bolas de rotura para caer en cuatro sets ante el balcánico, en esta ocasión, el 3 de 17 fue lastimando a Nole, que no pudo marcar puntos de inflexión en la final con los que recuperar terreno o crear dudas en el encendido jugador helvético.
- Impotente tácticamente: el serbio cometió el error de, tras hacerse con el primer set, jugar demasiado constructivo y ordenado. Sin agresividad, invirtiéndose muy poco para herir con su drive antes de que Wawrinka entrara en combustión, Novak metió a 'Stanimal' en el encuentro. Jugándole liftado, a ritmos largos y esperando el fallo antes de buscar el acierto, Djokovic ya no tuvo poder de reacción. Ocurrió algo muy similar a lo acontecido en París 2015.
- Falta de sensaciones para cambiar el guión: seguramente venir sin la inercia y la confianza necesaria para intentar cambiar las cosas penalizó a Djokovic, que nunca encontró ni las piernas ni la cabeza para contrarrestar a un jugador que se mueve como pocos en finales y en grandes escenarios.
- Mentalmente inferior: la rivalidad que Djokovic y Wawrinka mantienen en Grand Slam hace que la diferencia en momentos concretos, la concentración y la capacidad psicológica de dominar al adversario pasa a ser de una tremenda importancia. Si además el ritmo de pelota sobrepasa al balcánico, las dudas crecen. Wawrinka altera el sistema nervioso del número 1 como seguramente ningún jugador en el circuito.
Fuene Punto Break
El hombre de las finales
Tremenda la final que nos han dado Stan Wawrinka y Novak Djokovicen la noche de hoy en Flushing Meadows. El suizo comenzó nervioso y cometiendo muchos errores, pero su raqueta fue tomando temperatura y acabó dando una auténtica clase magistral de cómo tirar el revés y de cómo jugarle de tú a tú mentalmente a Djokovic. El marcador final, 6-7, 6-4, 7-5 y 6-4 tras casi cuatro horas de intensa batalla.
¿Qué partido veríamos entre los dos? ¿La versión no Grand Slam en la que Djokovic era muy superior o la de una lucha a cara de perro al mejor de cinco sets? Wawrinka comenzó el partido muy fallón, obra de los golpes del serbio. Novak se tenía la lección muy aprendida. No le dejaba ni un sólo centímetro de ventaja al suizo. Bolas profundas, evitando que Stan pudiera dictar el juego a su antojo. Nole sabía que si le dejaba llevar el juego a su rival, iba a tener problemas. En este primer set, vimos a un Djokovic variando alturas, sobre todo al lado del revés, donde le metía bolas un poco más elevadas. A Wawrinka no le gustaba nada tener que golpear su golpe favorito por encima del hombro.
Tremendos los ángulos que Novak encontraba, tanto con su derecha como con su revés. Precisión de cirujano. Los éxitos de Wawrinka en los anteriores encuentros de Grand Slam, sobre todo en Roland Garros, pasaron sobre todo por golpes duros al centro de pista, evitando de esta forma que Djokovic abriera un ángulo con su golpe cruzado. En este primer set, Stan apenas tenía opciones de llevar la iniciativa de los puntos ya que Nole no paró de moverle de lado a lado de la pista, provocando los fallos del de Lausana. Así, el serbio logró ponerse 5-2 arriba y bola de set.
Pero cuando tienes delante a Wawrinka nunca debes dar nada por sentado. El suizo soltó su brazo y empezó a parecerse más a ese doble ganador de Grand Slam que es y empezó a meterle presión al serbio. Y también dudas en su cabeza. De verse casi con el set en el bolsillo, Djokovic comprobó que Stan había despertado y esa presión la notó completando un mal juego al saque cuando servía para llevarse el set. Una rotura en mal momento para él, que haría volver al set al suizo, que llevó la manga al juego decisivo.
Aquí vimos los mejores puntos del encuentro hasta el momento. Rallies larguísimos, dejadas, smashes, derechazos... carne de Youtube y para no dejar de mirarlos una y otra vez. Pero Wawrinka se vino abajo después de perder uno de esos puntazos y Djokovic aguantó la situación para, esta vez sí, empezar el partido con ventaja.
Cuando Novak gana el primer set de sus partidos en Grand Slams se sitúa en 193 partidos ganados y sólo 4 perdidos. El hombre que le ha ganado 2 de ellos lo tenía enfrente, por lo que no debía descuidarse lo más mínimo.
Y tanto que era así, que Wawrinka comenzó la segunda manga presionando mucho a Nole, que perdió un poco la intensidad del comienzo y perdió su saque al inicio. A diferencia del año anterior ante Federer, el juego de intercambio de golpes no le hacía sentir daño a Wawrinka, sino todo lo contrario. Stan le metió en la trampa y Nole no conseguía ser lo suficientemente agresivo como para que los puntos se jugaran en no más de cuatro golpes. Aunque logró recuperar el break perdido, un gran juego del suizo al resto con 4-5 en el marcador, le hizo aprovechar la segunda bola de set que tuvo para igualarlo todo.
Esto estaba empezando a tomar tintes épicos. Dos horas de final y ya se les podía ver a los dos respirando más que agitadamente entre puntos. Wawrinka evolucionó a su versión 'Stanimal' y empezó a repartir juego de una manera absolutamente brutal y salvaba bolas de break con la misma facilidad que el que se come una galleta. Es increíble cómo cambia de la primera semana de competición a la segunda. Djokovic miraba a su box, intentando encontrar respuestas a la avalancha de juego que le estaba viniendo desde el otro lado. Les hablaba, como intentando representar lo que hubiera querido que fuera. Pero aun estando perdido, como parecía Nole con 0-3 abajo, él no se da por vencido y recuperó el terreno perdido en una auténtica batalla de tú a tú.
Si el que les escribe tenía las pulsaciones a más de 100, imagínense los dos de ahí abajo. Djokovic se defendía como podía ante los palazos de Stan, que montado sobre la línea y con confianza es mortal. Siempre daba la sensación que podía romperse la cuerda por el lado del serbio y justo cuando Novak sacaba para llevar el tercer set al tiebreak, Wawrinka se marcó un par de reveses paralelos de esos que llevan la etiqueta de 'master class' y se quedaba a un solo set de llevarse el campeonato.
Novak comenzó el cuarto set acusando físicamente el tremendo partido que estaban jugando. Le vimos quejarse de algunos calambres, mientras que Stan seguía volando sobre la pista. Con 3-1 abajo, Djokovic paró el partido para ser atendido de unas ampollas en sus pies, algo que hizo enfurecer al suizo ya que el árbitro aceptó que Novak fuese atendido a pesar de que el descanso no tocaba. Eso distrajo un poco a Wawrinka, que en su vuelta tuvo que salvar otro par más de bolas de break. Djokovic le hizo sufrir otro poco más, pero Stan terminó llevándose el partido y el torneo después de, recordemos, estar a un solo punto de perder en tercera ronda ante Evans.
Djokovic termina el US Open siendo finalista, un gran resultado para él teniendo en cuenta que llegaron a plantearse no participar antes del torneo, tal y como declaró Vajda. Wawrinka, por su parte, suma su undécima final consecutiva ganada. ¡11! Vuelve a derrotar a Novak Djokovic en un torneo de Grand Slam y levanta el que es su tercer grande, igualando en esta cifra a Andy Murray, colocándose a un sólo grande de completar el Career Grand Slam.
¿Quién dijo Big Four? Empiecen a hablar de Big Five porque este Wawrinka también tiene mucho que decir.
US Open 2016: Previa final masculina
La era del 'Big Four' hace ya un par de temporadas que perdió parte del total protagonismo que tuvo en el pasado, pero la realidad, en términos prácticos, sigue inmutable. La final del US Open la jugarán Novak Djokovic (1987) y Stan Wawrinka (1985), dos jugadores que han ganado más de un grande en las dos últimas temporadas, que siguen estando más preparados que ninguno de sus perseguidores para alcanzar dicha ronda, brillen o no, y cuya rivalidad recupera el interés por comprobar si el suizo puede interponerse de nuevo en el camino del número 1.
Repasando el 'cara a cara', uno podría establecer que la historia que contar y relatar no es tal entre ambos. El balcánico no debería de tener miedo al de Lausana. Un 19-4 desde 2006 habla bien a las claras de su tremenda superioridad sobre Stan, un jugador que incluso se cambió el nombre desde que de la mano de Magnus Norman, allá por 2013, subió varios peldaños y nunca los volvió a bajar. El helvético suma tres temporadas consecutivas sumando finales de Grand Slam. Especial en su estirpe, Wawrinka funciona por impulsos. Y ninguno como los que tiene cuando huele las últimas rondas de un major.
El partido tiene muchísimo contenido. Desde el punto de vista estadístico, si se mantiene la tendencia, el interés es total. En los últimos cinco enfrentamientos entre ambos en Grand Slam, cuatro de ellos se fueron al quinto set y el restante se saldó con la victoria de Stan en París, en 2015. Al encontrarse siempre en instancias finales, Djokovic se ha encontrado en todo momento con un jugador marcado por ese punto de controlada inconsciencia que hace sostenible un plan de juego abismal. De los que desborda el equilibrio del más equilibrado.
Wawrinka llega precisamente a punto. Él es así. Estuvo contra las cuerdas ante Evans, dio una malísima imagen ante el desconocido Giannessi, dando tumbos y coqueteando con la eliminación. Capaz de regularse una vez cruza a la segunda semana, 'Stanimal' explica su competitividad de un modo tan extraño como peligrosísimo para sus rivales. Enfrente tendrá a un Djokovic de nuevo preparado, mentalmente listo para aprovechar una nueva oportunidad de acercarse a lo máximo.
El número 1, circunstancias del camino y el cuadro al margen, repite presencia en una final de Slam tras dos batacazos y dudas físicas. Una vez aquí, recupera su condición de favorito para ganar en Flushing Meadows. A un lado y a otro lado de la red tocará comprobar cómo consigue el suizo ser consistente en una pista más rápida que Melbourne y Roland Garros. En la raqueta de Djokovic está aprender del pasado y jugar con profundidad y velocidad a un Wawrinka cuyas palancas necesitan tiempo y diálogos para acabar con el punto por decisión propia.
La Arthur Ashe es un punto más rápida y los riesgos que Stan toma en suelos más lentos pueden penalizarle. Djokovic deberá sumar un servicio constante, agresividad alta dentro de su control y provocar en Wawrinka algo más que concederle oportunidades de acelerar. De esa relación entre variedad, profundidad, detalles en momentos importantes y relación sostenible entre ganadores-no forzados se podrá explicar la final. Novak busca su tercer título en Nueva York y su decimotercer grande. Wawrinka, aumentar su legado como hombre de grandes momentos.
Kerber: "Todos mis sueños se han hecho realidad este año"
A veces los sueños se hacen realidad. Menos veces pero también, se cumplen todos ellos. Algo así ha experimentado la alemana Angelique Kerber que está firmando una temporada extraordinaria donde ha levantado sus dos primeros trofeos de Grand Slam en Melbourne y Nueva York y además se ha apoderado del número 1 del mundo, destronando tras 187 semanas a Serena Williams. Derrotó por 6-3, 4-6 y 6-4 a la checaKarolina Pliskova, materializando así una pequeña venganza por la reciente final que ambas disputaron en Cincinnati donde la centroeuropea la había arrollado.
Kerber no daba crédito tras el partido por el logro conseguido. "Es simplemente increíble. He ganado mi segundo Grand Slam del año, es la mejor temporada de mi carrera", ha comentado la zurda de Bremen. Y es que el triunfo no ha estado exento de épica ya que Pliskova, tras un arranque muy errático, se entonó y sacó a palos a la germana, llegando a ponerse 3-1 arriba en el tercer y definitivo set de la final.
"Empecé realmente fuerte en el primer set", admite Kerber. "Intentaba constantemente moverla. En el segundo set solo hubo una rotura. En el tercero simplemente creí en mí y fui a por ello. No me quedaba mucho más que tener fe. Esto creo que fue la clave al final del tercer set, donde encontré la oportunidad", cuenta la alemana, que ganaba al resto su primer US Open, emulando al gran mito del tenis alemán y mundial como es Steffi Graf.
Angelique Kerber se ha convertido en la cuarta jugadora en la Era Open en alcanzar tres finales de Grand Slam en la misma temporada en la que consiguió llegar a su primera final tras Evonne Goolagong Cawley (1971), Steffi Graf (1987) y Martina Hingis (1997). La de Bremen se retrotrae a hace 5 años, el momento en el que dio su primer golpe de efecto en el circuito.
"Para mí todo empezó en 2011 (alcanzó las semifinales siendo 92º del mundo) y aquí, cinco años después, estoy sosteniendo el trofeo de campeona", contaba emocionada la alemana. "Todos mis sueños se han hecho realidad este año", expresaba una Kerber que quiso también apreciar el tremendo tenis de su rival, Karolina Pliskova. "Has tenido dos semanas increíbles. Tienes un tremendo futuro por delante. Pienso que hemos jugado una fantástica final", sentenciaba.
La hermana de Pliskova gana en el WTA Dalian de forma increíble
La hermana melliza de Karolina Pliskova, Kristina, también jugaba una final esta semana, la del WTA 125K de Dalian en China. Iba a correr la misma suerte que su hermana en el US Open, pero el desenlace acabó siendo maquiavélico y muy triste para su rival, la japonesa Misa Eguchi. Marchaba 5-2 en el tercer set, rozando su primer título WTA cuando sufrió tirones en una pìerna y tuvo que dejar el partido a punto de ganarlo. De hecho salió de la pista central en una camilla. Durísimo final para ella. La zurda Kristina Pliskova gana de esta manera tan extraña su primer título WTA.
Pliskova: "No hay tristeza, estoy muy orgullosa de mí misma"
Karolina Pliskova no anduvo lejos de conseguir su primer Grand Slam, cuando llegó a dominar 3-1 la tercera manga y con la inercia de haber vencido en la segunda. La checa terminó claudicando, seguramente por falta de experiencia en tales altura de torneo. En la posterior comparecencia ante los medios, Pliskova reflexionó sobre diversos temas acontecidos en la final del US Open.
El servicio, su principal arma, no estribó, a su juicio, en una de las razones de la derrota. Kerber tiene mucho que ver. "No diría que perdí por mi servicio. Es difícil sacar ante alguien que sabes que te va a restar y a ponerte la pelota en juego. No tuve tantos puntos fáciles desde el saque; ella estaba jugando bien y ponía en juego muchas bolas. Con ella hay que jugar un tiro más de lo normal. En comparación con las otras chicas contra las que he jugado en el torneo, ella no cede. No obtienes ante ella puntos gratis."
Precisamente, para una jugadora tan agresiva y directa como ella, enfrentar a una consumada defensora como la alemana, requiere quizás de un acierto y una presión extra evidentes. "Siempre hay algo de presión. Sólo tengo que jugar mis golpes, y eso es lo que ha sucedido en el primer set. Pero ella estaba jugando muy buen tenis en el primer set, con muchos primeros servicios, por lo que también es difícil de atacar. Ella maneja una gran profundidad en sus tiros. Sólo estaba esperando mi oportunidad, y la tengo en el segundo set. Tal vez estaba un poco más cansada al final del tercer set".
Sobre sus sensaciones personales, la campeona en Cincinnati se mostró muy positiva por todo lo realizado. "Creo que hice un gran trabajo. Era mi primera final. Y estuve a punto de ganar. Ella tiene más experiencia para jugar esas finales que yo. Por eso estoy muy orgullosa de mí misma. No hay tristeza posible".
¡A lo grande!
Era lo justo, no había desenlace mejor para la nueva número uno del mundo que el de salir campeonas del Us Open. Así lo hizo Angelique Kerber, bicampeona de Grand Slam esta temporada, al imponerse aKarolina Pliskova (6-3, 4-6, 6-4) en una batalla trepidante donde chocaron dos estilos opuestos y contrastados. La de Bremen celebró a lo grande su ascenso hasta lo más alto del ranking y tomó por partida doble el relevo de Steffi Graf: hace 20 años que una alemana no ganaba en Nueva York, 20 años que una teutona no ocupaba el ático de la clasificación. Final feliz para uno y trampolín sin límites para otra. Para ninguna será su última final en grandes plazas.
Solamente había un factor en el partido que se escapaba del control de Angelique Kerber: el saque de Pliskova. La cañonera más temida del vestuario femenino venía con el fuego encendido de las seis rondas previas sin dar opción a sus rivales desde la línea de servicio, una habilidad ante la que apenas da tiempo a parpadear. Sin embargo, la mayor amenaza de la checa saldó la primera manga con la pólvora, no mojada, empapada. Apenas un 54% de primeros tiros no eran suficientes como para frenar a la mujer más en forma del momento. Y claro, la germana es de esas jugadoras que si ven este tipo de invitación no la dejan escapar. No le bastó con un break, prefirió dos, el doble de azúcar.
Cierto es que ambas se habían visto hace tres semanas en Cincinnati, con triunfo sorprendente de Pliskova en la final impidiendo así que la de Bremen alcanzara el ático del ranking. A esa esperanza se agarraba la checa tras ceder el primer parcial, a la experiencia y la prueba del saber que se puede, que no todo estaba perdido. Pero enfrente no había tregua. Angelique seguía atacando, defendiendo, variando alturas, cambiando ritmos, demostrando por qué se ha convertido en número uno del mundo gracias, en parte, a sus títulos en Australia o sus finales en Wimbledon o Cincinnati. Pero estos torneos formaban ya parte del pasado, era un nuevo desafío por delante.
Mejoró ligeramente Karolina en todos los aspectos, dando fe de sus triunfos ante las hermanas Williams o Caroline Wozniacki durante estos días. Ella era, como mínimo, la segunda mejor raqueta del torneo, pero todavía restaba tiempo para demostrar que podía ser la primera. Sin conceder ninguna oportunidad de break y amarrando una de las dos que Angelique le sirvió en bandeja, solo con esa determinación pudo Pliskova equilibrar la partida con un 6-4 que mandaba el pulso al set definitivo, esfumando por completo toda la superioridad que su rival había impuesto en el inicio.
La final estaba en el punto álgido, con las tablas conformadas y la tensión patente de una final de Grand Slam. Fue Pliskova la primera en dar un paso al frente empujada por esa dinámica positiva que le había dado apuntarse el segundo set. Era un 3-1 que la dejaba a medio camino del mayor triunfo de su carrera, lástima que al otro lado de la red estuvieraXena, la princesa guerrera, vestida de Adidas. Complicado hoy en día encontrar una luchadora al nivel de Angelique Kerber, siempre dispuesta a correr una pelota más y agotar a su oponente pese a lo infernal de la situación. Recuperó el terreno y esperó al momento cumbre, con 4-5 al resto. Ahí es donde aparecen las auténticas leyendas.
Así, con esa facilidad que solo los mejores saben despertar, Kerber capturó su segundo Grand Slam del curso. Emocionada, llorando en el banco y con dificultades para hablar, todo el mundo pudo ver cómo la mejor tenista del planeta recogía sus frutos a tanto trabajo. ¿Podrá alguien frenarla hasta el final de temporada? No parece, aunque hablaremos en dos meses.
Fuente Punto Break